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segunda-feira, 25 de agosto de 2014

Cuál debería ser el papel de un Centro Cultural? ¿Cultura (con c mayúscula) o cultura?

¿Cuál debería ser el papel de un Centro Cultural? ¿Cultura (con c mayúscula) o cultura?


Hace tiempo que por procedimientos internos esta duda me ronda por la cabeza. La cultura es un derecho humano y por tanto toda persona tiene derecho a revalorizarla, a difundirla y sobretodo a apropiarse de ella. Pero, ¿qué o quién define cuál es tipo de cultura que se debe fomentar?

Os dejo algunos de los principios que establece la Convención sobre la protección y promoción de la Diversidad de las expresiones culturales por la UNESCO.

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Un Centro Cultural, por lo que yo entiendo, es un espacio en el cual se fomenta la diversidad cultural y distintas manifestaciones de diferentes culturas, podemos encontrar desde una exposición de un artista emergente hasta una exposición de gastronomía popular, pasando por un sin fin de disciplinas, de niveles de formación y de necesidades culturales. Pero, a la hora de conceptualizar sobre este espacio, ¿en qué me baso para definir que “algo” tiene el grado de definirse “Cultura” o sin embargo es simplemente ocio?

Recientemente leí un artículo llamado “El culto a lo Culto” de Manuel Delgado Ruiz muy interesante y en el cuál me apropié de alguna terminología que emplea. Hacía el paralelismo de lo “Culto” con mayúscula como una nueva religión, el adoramiento a un tipo de cultura que desde una élite (como tradicionalmente ha sido la élite sacerdotal) es designada como “digna” de establecerse en este altar y el resto “cultura”. Pero, ¿qué diferencia hay entre una manifestación artistística de un artista plástico conceptual y la gastronomía típica de una familia que domingo tras domingo celebra su ritual? ¿por qué una cultura es válida para ser difundida y revalorizada y por qué la otra se invisibiliza y se la deja en un segundo lugar? ¿Por qué una manifestación cultural de masas, por ejemplo el fútbol o un grupo de música más “comercial”, no es una cultura digna de albergarse en un Centro Cultural, sólo aquella que cuenta con pocos adeptos pero con una formación elevada y constituyen una élite académica? ¿Por qué si en el ámbito de cultura se habla tanto de apropiación y procesos de identificación se segmenta a una cultura estipulada por las instituciones académicas, o en su defecto las instituciones culturales (en su gran mayoría públicas)? ¿Quién tiene el derecho a decir que esa es cultura de “calidad” o de ocio? ¿Estamos cayendo en el gran abismo que tradicionalmente ha existido entre las instituciones culturales y el gran público? Sí, uso “gran público” para definirme a mi misma a toda esa masa de gente con apetencias culturales diarias, con manifestaciones culturales creadas desde su propia identificación y que se apropian cada día de su cultura, que, sólo en raros casos, encuentra cobijo o simplemente identificación en las ofertas de las instituciones culturales.

Recientemente escuché un comentario “En época de bonanza en España había una oferta cultural muy variada, había una gran inversión en cultura, desde que no existen esas “subvenciones” ya no hay tanta oferta cultural; y lo más triste de todo es que la población no la demanda, no la siente como propia, no siente que se les ha recortado un derecho.” Aquí hay un punto fuerte, ¿qué tipo de oferta cultural se ofrecía para que la población no la sintiese como propia? ¿se creaban proyectos de un tipo de cultura que fomentaba la apropiación? ¿o se centraba en una oferta cultural, designada por una élite y ofrecida gratuitamente a un público que no la demandaba? Caigo otra vez en la misma pregunta: ¿Quién o qué es capaz de definir una manifestación cultural como lo bastante importante para que sea difundida y rechazar el resto? Y esto me lleva a otra pregunta, ¿realmente ha habido una democratización de la cultura o simplemente una cultura elitista ofrecida a “precios populares”? Porque he visto muchas muchas manifestaciones culturales que siguen adelante sin esas “subvenciones” pero curiosamente todas tienen un denominador común, la población que las demanda las siente como propias y son sus propios promotores. Esta población siente que debe pagar para ver un grupo emergente en su lengua, porque es algo suyo, paga también por ferias gastronómicas, porque lo sienten como un elemento propio como su ritual diario, en cambio, no pagarían por ir a un Centro Cultural o Institución Cultural a valorar un tipo de cultura impuesta que la sienten alejada de su día a día, no nos engañemos ni aún siendo gratuítas irían.

He tenido la gran suerte de participar en dos actividades culturales muy distintas: Una exposición sobre fútbol “Las Catedrales del Fútbol” producida por el MUVIM e itinerada en Costa Rica y una mesa redonda “#Blogsxarte: Blogs y Nuevas Tecnologías aplicadas al mundo del Arte Contemporáneo”. Dos actividades opuestas completamente, con públicos objetivos opuestos y apetencias culturales distintas.

En la exposición “Las Catedrales del Fútbol” valoré mucho que el tipo de visitante fuera alguien que no había ido nunca a un Centro Cultural ni Museo, que apasionadamente hablaba de como había estado ahorrando para ir a ver el Bernabeu o el Camp Nou, y de la emoción que sintió cuando Keylor Navas hacía sus paradas míticas en el Mundial Brasil 14. Todos estos “sentimientos” los intentamos plasmar en un evento “Historias de Estadio” en el cual el visitante se apropiaba de la sala de exposiciones y la hacía suya: colgaba una fotografía en un estadio o relacionada con el fútbol y alrededor contaba su historia. Sí se apropiaron del espacio y sí dejaron de sentirse tan paganos. Tengo que decir que a mi, personalmente, no me gusta el fútbol y no siento ninguna pasión al ver un partido, pero valoro y me sorprende toda esa devoción, apropiación e incluso patriotismo que surge a raíz de esta cultura de masas. Para la élite cultural, ¿esta exposición debería haber existido? ¿Cómo es que un hecho como es el fútbol que abarca a todo tipo de clases sociales ha tenido su presencia en un Centro Cultural? Sí, conozco personas que NO creían que este tipo de manifestaciones se debían revalorizar y difundir desde las Instituciones Culturales. Aprovecho para apuntar un museo que creo que está rompiendo este abismo y está teniendo realmente un enfocque “social”, el caso del MUVIM de Valencia.
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Por otro lado, estuve en la organización de la mesa redonda “#blogsxarte: Blogs y Nuevas Tenologías aplicadas al mundo del Arte Contemporáneo”. Artistas, gestores culturales, bloggers críticos comentaban sobre el mundo del Arte Contemporáneo y su situación actual. Una conclusión extraje: el Arte Contemporáneo existe a 10.000km de la gran masa de la población actual, el abismo entre lo “incomprensible” y el “paganismo” es enorme. Pero un hecho me sorprendió aún más: una mujer del público comentó que los bloggers éramos una élite a la cual los artistas nos temían. Otra duda asaltó mi mente: ¿los bloggers somos una élite? Si surgimos como alternativa a las regias directrices propagadas por las universidades e instituciones públicas, surgimos como una voz alternativa sin miedo a decir “hacéis un tipo de cultura para una élite y la disfrazáis de cultura para todos”; ¿en qué momento también nos constituimos una élite? ¿Cómo podemos hacer una crítica o una gestión cultural ausentes de élites? Lo siento, no encuentro respuesta.
 
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Sólo creo que el tipo de cultura que se debería fomentar, difundir y revalorizar es el tipo de cultura que crea procesos de identificación y apropiación, porque si seguimos así la “Cultura”, en mayúscula, está destinada a ser siempre mantenida por las instituciones públicas y alejada de la gran mayoría de las personas que pagan los impuestos; mientras que la “cultura” seguirá estando ahí, creciendo, haciéndose sentir como un derecho y, al fin y al cabo, estando defendida por los propios agentes culturales, que en la gran mayoría son las personas que día a día la viven, la crean y la comparten.

 fonte: @edisonmariotti #edisonmariotti http://gestionandolaculturacritica.wordpress.com/2014/08/25/cual-deberia-ser-el-papel-de-un-centro-cultural-cultura-con-c-mayuscula-o-cultura/

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