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terça-feira, 16 de setembro de 2014

El Museo Mercado

“El dinero no cura la enfermedad,
solo cambia los síntomas”. John Steinbeck 




Moneygami

Siguiendo ejemplos del cambio de orientación en la gestión de los museos, sobre todo los relacionados con el arte moderno, parece ser que el museo como institución está destinado a ir disminuyendo su función como conservador y expositor. 
 
Fijándonos en los museos de arte, somos testigos de como las obras artísticas se están convirtiendo en instrumentos financieros, en máquinas de hacer dinero, o intentarlo. Actualmente, podemos hablar del museo de arte como un contenedor de “capital en activo”, porque es así como algunos directores y administradores de estos museos tratan a sus colecciones. 
 
En ocasiones, si hablamos de la “crisis del museo” es el resultado de la mentalidad de libre mercado que se comenzó a imponer a nivel mundial en los años 80 y que ahora están al pairo de la situación económica que nos tiene agobiados.



Archivo EVE

La idea de museo como guardián del patrimonio público ha dado paso al concepto de museo como negocio, con productos altamente comerciales y un enorme deseo de expansión evitando limitaciones geográficas. 
 
Esta política de la gestión es la que ha seguido, por poner un ejemplo, el museo Guggenheim primero en Nueva York, – como no podía ser de otra manera en la capital del capitalismo moderno -, para ser conceptuada como “industria museística”, que requiere fusiones y adquisiciones, así como una agresiva gestión financiera. Para esta forma de gestión, las colecciones, exposiciones, catálogos y otras actividades, son simples productos o mercancías que son susceptibles de ser comercializadas y competir en el mercado mediante la apertura de sucursales o tener sedes asociadas para la venta de sus productos y obtener beneficios, incluso la venta online. 
 
Por eso, en el modelo norteamericano los directores de los museos de arte más importantes están más vinculados al mundo financiero que al propio del arte para seguir ese modelo mercantilista de gestión. Esto convierte a esos museos en galerías o centros culturales más que a museos como instituciones tradicionales.



Mark Wagner (Currency Art)

La manera comercializadora que maneja el modelo norteamericano tiene en sus prácticas muchas cosas en común con otros museos del mundo. La explotación de actividades comerciales llevadas a cabo en las tiendas, librerías, restaurantes, coffee shops (franquicias), negocios que están ubicados dentro del museo, y que forman parte de la aplicación de técnicas de márketing que van orientadas fundamentalmente ya no solo a la supervivencia del museo sino a la búsqueda del beneficio “show me the money“. 
 
Son estrategias globales de accesibilidad y promoción que pretenden además satisfacer las expectativas del público (pagador) y del museo (vendedor). Además, el uso y aplicación de las técnicas de márketing adaptadas al medio museo ayuda a alcanzar una visión integradora de la organización del museo, todo con el fin de maximizar los beneficios en la gestión en el uso de sus recursos. A pesar de que este modelo de gestión cada vez es más frecuente, creemos que se desvía totalmente de lo que en realidad entendemos como museo. 
 
En cualquier caso, en España por ejemplo, no hay otra ya que la ausencia de ayuda públicas está condenando a los museos a dar un giro forzado y rápido de gestión para poder encontrar recursos con urgencia que les salve de la debacle. Somos testigos de lo que está ocurriendo con el Reina Sofía sin ir más lejos, aunque, como es el caso del Thyssen, en una coyuntura como la que estamos sufriendo, ni tan siquiera la aplicación de ese modelo de gestión mercantilista desde hace años está evitando la lluvia de números rojos. El Museo del Prado tampoco se libra.

fonte> @edisonmariotti #edisonmariotti

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