Ouvir o texto...

quinta-feira, 4 de dezembro de 2014

MUSEO COMO MOTOR DE LA SOCIEDAD · en CULTURA, INSTITUCIONES,MUSEOGRAFÍA, MUSEOLOGÍA, OPINIÓN. ·


“La soledad está bien, pero
siempre necesitarás a alguien al
que decirle que la soledad está bien”.
Honoré de Balzac

Otro de nuestros mantras, o como un eco: el Museo debe abrirse a la ciudad, salir de sus sólidos y seguros muros para ir a encontrarse con la sociedad. Debemos hacer que el museo forme parte de la sociedad, que de esa manera pueda ofrecer, sin ruido erudito, el patrimonio que guarda para la comunidad. El Museo no puede vivir siguiendo un trazo paralelo a la sociedad; el museo debe integrarse entre todos nosotros según sus contenidos y capacidades.


El Museo es uno de los activos más importantes en la era de la sociedad de los servicios comunitarios, no solo desde la perspectiva de la difusión cultural, preservación y divulgación de nuestro patrimonio, sino que es una herramienta – o puede convertirse en una herramienta – muy importante de dinamización económica y social de su entorno. Nosotros tenemos la suerte de ver como ha ocurrido esa dinamización, que además se produce en mucho menos tiempo del que pudiera parecer. El Museo cercano a la sociedad es un bien contundente y, bien gestionado, es permanente.


Pondremos dos ejemplos para refrendar estas afirmaciones nuestras. En España concretamente – por ser el área geográfica mundial que mejor conocemos -, tenemos dos ejemplos dispares, incluso antagónicos por ser muy diferentes, dos instituciones que tienen esa capacidad transformadora: el museo Guggenheim de Bilbao y el Ecomuseo de les Valls d’Àneu-Lleida, en el Pirineo catalán). El primero, de todos muy bien conocido, ha sido la superpuesta del Gobierno del País Vasco para situar en el mapa del mundo a una ciudad: Bilbao. Una ciudad que con la desaparición de la industria, necesitaba buscar soluciones que le permitieran dinamizar su economía en la nueva era post-industrial, además de mejorar la imagen de la ciudad hacia el exterior. El superproyecto multimillonario de Frank Ghery – al que no le deja de tocar la lotería como a su colega Zaha Hadid, ambos especializados, entre otros, en la fabricación de clones -, ha servido para disparar el mercado del turismo cultural, e incluso de aquellos que de antemano no están en absoluto interesados por la cultura, reforzando la economía de los hoteles, restaurantes, tiendas y negocios de servicios al visitante. Otros museos de la ciudad también se vieron beneficiados por esta corriente, como es el caso del Museo de Bellas Artes de Bilbao o La Alhóndiga que generar multitud de actividades culturales al alcance de todos. El Guggenheim se ha convertido en el emblema del museo del siglo XXI. De sus contenidos, nosotros no vamos a opinar aquí hoy.


Por otro lado, tenemos el Ecomuseo de les Valls d’Àneu, un museo de contenido etnológico que destaca por su capacidad dinamizadora cultural y de movilización de la sociedad en su entorno. Un museo que ha colaborado en la creación de una red de museos y equipamientos culturales en el Pirineo leridano – que importantísimo es esto -, con la única finalidad de ayudar en su promoción, visibilidad y activación económica. Sus funciones museísticas traspasan la del museo tradicional para convertirse en un centro cultural de referencia para la comunidad. Os parecerá tontería, pero se nos eriza el vello de la nuca mientras escribimos esto. En este ecomuseo se desarrollan actividades que van desde la programación de cursos de formación para profesionales vinculados al patrimonio, hasta el impulso y desarrollo de actividades de recuperación y activación de la artesanía tradicional del territorio. Este museo no se limita a guardar el edificio y su colección, sino que se expande por el territorio explicando y promocionando muy activamente la vida de los valles en donde se encuentra. Todo un referente al que no le ha caído una lluvia de billetes.


Los dos ejemplos, siendo casos muy diferentes, han contribuido al desarrollo de la comunidad social que lo acoge. Dos formas muy diferentes de concebir el museo pero con una gran capacidad transformadora en ambos casos. Existen muchos más ejemplos de capacidad transformadora desde la modestia que desde la potencia, y eso es algo que nos genera muchas esperanzas. Hay soluciones ahí fuera, solo se necesita gente valiosa, trabajadora y competente, que crea en ellas y las ponga en marcha.


Roland Arpin (1934 – 2010)

“Así, el Museo debe desarrollar un carácter plural para integrarse estrechamente con la ciudad, dejando fuera el ruido de las calles, ayudando a hacer olvidar las preocupaciones de los ciudadanos. El Museo debe formar parte fundamental en una amplia red de instituciones culturales y educativas al alcance del ciudadano. El Museo puede ir más allá de sus propios muros, pudiendo estar presente en plazas comerciales, fábricas recicladas, centros culturales, escuelas, instituciones, ocio, etcétera. Una incorrecta actitud del Museo hacia la sociedad, desarrollando prácticas cuyo único riesgo es romper con una tradición, no es suficiente, no hablemos en términos de aplicar solo cirugía estética, debemos hablar del Museo como un potente instrumento de dinamización social y cultural.”
BIBLIOGRAFÍA:
SABATÉ NAVARRO, M. / GORT RIERA, R.
Museo y comunidad. Un museo para todos los públicos
TREA Ediciones, 2012.

fonte: @edisonmariotti #edisonmariotti Espacio Visual Europa (EVE)

Nenhum comentário:

Postar um comentário