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sexta-feira, 23 de janeiro de 2015

Museos de Bután · en MUSEO, RELATO, VIAJES.

No es un lugar ordinario precisamente. Este reino del Himalaya, dónde se cree que se encuentra la ciudad perdida de Shangri-La, tiene la reputación de ser un país misterioso y mágico, un lugar donde las creencias budistas comienzan a enlazar con la apertura a la globalización. Una verdadera lástima. En cualquier caso, Bután es un país sorprendente, dónde el arroz es rojo y lo picante abarca todo lo que pasa por la boca. Los butaneses están orgullosos de su país y sus tradiciones, con una aproximación al mercado turístico con mucho control para no verse desbordados, alejando el peligro de una posible pérdida de identidad, algo que es responsabilidad de la Secretaría de Desarrollo Sostenible de Bután. En realidad no ponen límite en el número de visitantes en el país, solo que los que lo visitan estarán obligados a gastar 250US$ todos los días, haciendo de este destino uno de los más caros del mundo. En otras palabras: mochileros abstenerse. Gastar ese dinero allí está totalmente justificado.

Los orígenes del país se remontan al siglo VIII de nuestra era, con la llegada del budismo por los tibetanos y la expansión de su imperio hacia el territorio que hoy en día es Bután. No obstante, hasta el siglo XVII la población del territorio estuvo siempre en continuas guerras, pero el líder militar tibetano Shabdrung Ngawang Namgyal los unificó y comenzó a expandir el territorio. Posteriormente, algunas de las tierras conquistadas recurrieron a la Compañía Británica de las Indias Orientales, con el fin de que ellos les ayudasen a expulsar a los invasores. Esto se resolvió mediante un acuerdo de paz por el que Bután se retiraría a sus fronteras de 1730, aunque siguió habiendo enfrentamientos. Tras ello, derrotados, se unieron al Raj británico, el cual se independizó del Reino Unido en 15 de agosto de 1947 dando lugar a la India. Después, se independizó del Raj el reino de Bután dos años más tarde, firmando un acuerdo con los indios para que mantuviesen sus relaciones exteriores. Tras ello, gobierna la dinastía Wangchuck, que desde entonces ha introducido diversas medidas económicas y políticas, como el índice de la Felicidad Nacional Bruta como indicador principal de desarrollo, en lugar de la economía. En 2006, el rey Jigme Singye Wangchuck abdicó en su hijo Jigme Khesar Namgyal Wangchuck, pero no fue coronado hasta 2008. Un año antes se habían realizado las primeras elecciones parlamentarias del país, y tiempo después entró en vigor la primera constitución. La mayor parte de la población trabaja para el sector agrícola y ganadero, aunque los que más peso económico tienen son los industriales y de servicios (fuente: Wikipedia).

Ahora, nos vamos de museos…

1. Museo Nacional de los Textiles de Bután (no dispone de website) | Thimphu



Vale la pena su visita y así aprender acerca de la tradición en el arte de tejer de Bután. Es un museo que opera desde el año 2001, atrayendo la atención internacional por su impresionante colección textil. La planta baja se centra en trajes Cham, mientras que la planta superior presenta las principales técnicas de tejido, estilos de vestir locales y las diferentes piezas de textiles realizados por mujeres y hombres butaneses – el gentilicio no suena muy bien la verdad, nos los imaginamos a todos con monos naranjas -. Normalmente hay un pequeño grupo de tejedoras que trabajan sus telares dentro de la tienda del museo, que cuenta con el trabajo del famoso centro de tejido de Lhuentse en el noreste de Bután. Cada persona, en esta caso mujeres casi todas, muestran una etiqueta con el nombre de la tejedora, con precios que van desde los 1500 a los 25.000 Nu Nus. Cuando visitamos el museo estaba en el proceso de mudarse al otro lado de la carretera, estrenando su impresionante nueva casa delante de la Real Academia Textil. El nuevo museo albergará un centro de conservación, tienda y cafetería, mientras que un centro de tejido especial operará en la academia adyacente. Es un país moderno, esa es la verdad.

2. Museo Phelchey Toenkhyim de las Costumbres Tradicionales de Bután | Thimphu



El Phelchey Toenkhyim (Museo del Patrimonio Folclórico) fue inaugurado el 28 de julio de 2001 por Su Majestad, la Reina Ashi Dorji Wangmo Wangchuck, quien es la fundadora y patrona única del Museo. La restauración del edificio del museo, el paisaje, y la adquisición de los objetos fueron dirigidos por la ONG suiza Helvetas y el Gobierno del Reino de Bután. La Secretaría de Desarrollo Sostenible también contribuyó de manera fundamental a la adquisición de objetos que ahora se exhiben. El museo Phelchey Toenkhyim se dedica a conectar a aquellos que lo visitan con el pasado rural de Bhután a través de la exposición de objetos y artefactos utilizados en los hogares rurales locales, con demostraciones de costumbres rurales, tradiciones, hábitos y habilidades; programas educativos para niños sobre la vida rural en Bután, la investigación y el documento vivo de la vida rural. La exposición principal de la colección es el propio edificio del museo, que es una construcción de barro y madera tradicional de tres plantas, restaurada para albergar el museo. El diseño y la forma de la casa es la de un hogar medio en la zona de Wang durante mediados del siglo XIX. La edad de la estructura demuestra la durabilidad y el rendimiento de los materiales de construcción que se empleaban. Desde el suelo a la planta superior, se pueden ver objetos domésticos, y herramientas convencionales del medio rural. Cada visita a la Phelchey Toenkhyim es una experiencia única porque las actividades que programa el museo siguen la dinámica estacional cambiante, cada periodo de tiempo se renueva todo lo que oferta el museo.

3. Museo Nacional de Bután | Paro Taa Dzong



El Museo Nacional de Bután es una de las pocas instituciones educativas que interpretan la historia y la cultura del país a través de sus exposiciones. La muestra se completa con la organización de simposios sobre la cultura y costumbres populares, la publicación de resultados y la conservación de objetos. El departamento de investigación del museo cuenta con una rica variedad de artefactos de todo el país que representan diferentes épocas , desde el 4.000 antes de C. hasta la actualidad. Una visita por las galerías muestra la transición del país a partir de la edad de piedra a un moderno país mahayanista budista y un reino multicultural que llega a nuestros días con su patrimonio prácticamente intacto. El museo está diseñado sobre conceptos de especialistas conocedores de las tradiciones del país, con la ayuda y colaboración de estudiantes, estudiosos e incluso turista, buscando ofrecer a cada visitante una experiencia rica y colorida. El Museo Nacional realiza una función esencial como preservador y promotor de los valores culturales butaneses. Ese esfuerzo por la mantener la defensa de la cultura está liderado por los Nueve Dominios de la Felicidad Nacional, el nombre que allí se le da a la filosofía y directrices para el desarrollo nacional.

4. Museo Instituto de la Medicina Tradicional de Bután (sin website) |Thimphu



Fundado en 1978, esta tradicional instalación gubernamental exhibe, investiga, prepara y distribuye los productos de la herbolaria tradicional y otros medicamentos de origen natural. Los pequeños exhibidores del museo muestran ingredientes que van desde las hierbas y minerales, elementos que provienen de partes de mamíferos, reptiles e insectos, metales preciosos y gemas. El instituto recoge las plantas medicinales desde los lugares remotos del Himalaya desde Bután hasta Lingzhi, Laya y Lunana y luego los distribuye en forma de píldoras, tabletas, ungüentos y tés medicinales a las unidades de atención de salud regionales en todo el país. De particular interés es el goenbub yartsa (cordyceps), un curalotodo que proviene de zonas altas y que allí es conocido como la “Viagra del Himalaya” que en realidad es una oruga que se ha momificado con la colaboración de un hongo. El curioso “gusano de la raíz” se vende por hasta 25.000 dólares americanos por kilogramo en China. Si te sientes indispuso, allí en el instituto museo podrán decirte que te pasa analizando tus flatulencias – sí, habéis leído bien -, bilis, mocos, saliva y flema para prescribirte los medicamentos que necesitarás para prescribirte tratamientos adecuados, y todos de forma gratuita – si has pagado los 250US$ diarios, por supuesto. SER muestra también la raíz Lasgang, que se dice que hace maravillas para el dolor de garganta; no estamos muy seguros para que guardan un cálculo biliar de elefante. Mejor no preguntar.

5. Museo Ta Dzong (sin website) | Trongsa



Este es el museo que nos enseña la crónica de los últimos 100 años de Bután, narrando la historia de la monarquía. El museo Ta Dzong sirvió como una torre de vigilancia desde hace siglos siendo un edificio de cinco pisos. El museo cuenta con total de once galerías. Una de ellas está totalmente dedicado a la dinastía Wangchuck, otro muestra la historia y el significado de la ciudad de Trongsa Chhoetse Dzong. En la exposición del museo se puede ver el Namza real (vestido) y la corona Raven de la Primera Reina Druk Gyalpo Ugyen Wangchuck, con 500 años de edad (la corona), túnicas de Yongzin Ngagi Wangchuk fundador de la Trongsa Dzong en el año 1543, es una preciada posesión del museo.

6. Museo Ogyen Chholing | Paro Taa Dzong



La familia que regenta Ogyen (o Ugyen) Chholing ha convertido el complejo en un museo para preservar su legado y proporcionar un lugar para los estudios religiosos, la investigación y la soledad contemplativa. Las exposiciones son verdaderamente fascinantes y muy bien descritas, ofreciendo perspectivas reales del estilo de vida de una familia noble de Bután. Destacan la exposición de un libro de adivinación, un traje de danza dakini hecha de hueso y la ancestral “receta” de que el estiércol de yak es uno de los ingredientes para fabricar la famosa pólvora de Bután. Traed linterna ya que está todo bastante oscuro en el interior del museo. El complejo es gestionado a través de la Ogyen Chholing Trust, que produce un excelente folleto museo, todo hay que decirlo.

Y no hay más, ya sabéis que es un país chiquitín, pero su tamaño no quita para que sea uno de los más bellos y exóticos del mundo. Por eso finalmente le hemos querido dedicar una entrada completa y no compartida con Nepal, como os habíamos dicho hace una semana. Ambos países se merecen entradas independientes aunque sean pequeños y dispongan de poquitos museos.

BIBLIOGRAFÍA:

ESCAMILLA, D.
La semilla de la felicidad
Editorial Plataforma, 2012
Resumen del libro: Hasta hace muy poco la felicidad tan solo ha sido un concepto teórico, filosófico y poético. Algunos han dicho que se trata de una aspiración legítima, mientras que otros se han atrevido a afirmar que es una utopía imposible de alcanzar. Pero en los últimos años la felicidad ha empezado a concretarse, incluso formando parte de algunos programas políticos, de encuestas y de indicadores sociales, como el FIB (Felicidad Interior Bruta). Y toda esa revolución silenciosa empezó en el lejano reino de Bután, un pequeño país en la cordillera del Himalaya, a medio camino entre India y China. Gracias a aquel gesto lleno de sensibilidad y de sentido común, por primera vez en la historia, unos gobernantes decidían adoptar una actitud valiente, atreviéndose a preguntarles a sus propios ciudadanos si, más allá de llegar o no a final de mes (PIB), eran realmente felices (FIB).

KROLL, K.
Secretos en la nieve
Editorial Cuento de Luz, 2014
Resumen del libro: Secretos en la nieve es una asombrosa historia ambientada en Bután, llena de exotismo y aventura, un canto a la naturaleza y a las montañas mas altas de nuestro planeta azul.

D. WILLIAMSON, M.
Memorias de la esposa de un diplomático en el Tibet (y Bután)
Editorial El Viento, 2012
Resumen del libro: En marzo de 1933 parte del puerto de Liverpool con destino a Calcuta para casarse con un diplomático. De inmediato emprenden viaje a tierras de Bután – donde el matrimonio establece una estrecha amistad con la familia real -, y luego, a través de la cordillera del Himalaya, llegan al Tibet. En Lhasa conocen al décimo tercer dalai lama y visitan los tres grandes monasterios que albergan a más de veinte mil monjes. Antes que Margaret, sólo cuatro mujeres occidentales habían llegado a Lhasa. No sabían entonces que en esa ciudad moriría Derrick dos años después, el 17 de noviembre de 1935. Margaret regresa a Inglaterra, para residir en Oxford hasta su muerte.

Foto principal y redes sociales: Wild Earth Journeys
 
 
 

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