Que los visitantes no se vayan sin haber
dejado su opinión sobre el museo.
Para que los visitantes dejen su opinión son necesarias varias cosas. La primera es que sepan, tengan conocimiento de que sus opiniones no caen en saco roto, que son muy importantes. Deben saber que sus ideas pueden ser plasmadas incluso en los comentarios y textos que acompañan los contenidos del museo. En segundo lugar, es preciso valorar a la subjetividad en la propia interpretación del visitante sobre el contenido, en las opiniones sobre la forma de exponer, sobre las forma de narrar (si la hay) y sobre todo cualquier sensación que origine la colección en las personas. En tercer lugar, las opiniones de los visitantes es muy importante en lo relacionado con la logística; saber donde se debe colocar las zonas de descanso con el uso de sillas o butacas para descansar, siendo esto algo que las personas mayores saben perfectamente; preguntar a las personas con alguna dificultad física, que es lo que se puede mejorar en términos de accesibilidad, o en la forma de percibir el museo y su colección por los invidentes e incluso a personas con dificultades de audición si se diera el caso.
Imagen: Face37
Los niños son una fuente inagotable de información, y su espontaneidad en la forma que tienen de responder a preguntas formuladas a su medida, es algo que hay que tener muy en cuenta. Ya dice el dicho popular: “los borrachos y los niños…” Las claves, finalmente, se encontrarán en cómo interpretamos toda esa información y actuamos o no en consecuencia. Agrupamos ideas que giran en torno al concepto central de saber pulsar e impulsar la opinión de los visitantes. No es suficiente colocar un buzón de sugerencias o un libro de quejas colgado de una cuerda en la pared, o guardado en un cajón. Esto hay que hacerlo sin duda, pero lo que nosotros proponemos es ir a buscar la opinión, preguntar directamente a muchos visitantes y entrevistarlos amablemente a “pie de sala o de obra”, cara a cara.
Archivo EVE
Debemos descubrir como los visitantes del museo perciben la realidad que hay dentro del museo. Nos podemos llevar muchas sorpresas ya que es un hecho muy común que el museo sea obra de la mente de unas pocas personas, con una visión sesgada, alimentada por lo erudito y alejada de lo que las personas de la calle son capaces de asimilar o aun peor, centrado en un discurso erudito que muestra una absoluta incapacidad para amenizar, sorprender, entusiasmar, emocionar, captar, sensibilizar a los visitantes del museo en el conocimiento. Los profesionales modernos de la museología y de la mano de la museografía de hoy, traducen el discurso de la exposición en algo comprensible por todos, por muy complicado que sea, – por que nosotros también manejamos encuestas, nos interesa lo que los demás piensan, escuchamos lo que las personas nos tienen que decir -. La aplicación de la museología y museografía modernas parten del respeto hacia los demás.
Imagen: Kate Spade
No siempre el visitante tiene la suerte de acercarse a una vitrina, donde una buena persona con un exhaustivo conocimiento de las cosas, nos regala su discurso en voz alta para que podamos aprender lo que allí se guarda. El museo no puede jugar con la casualidad; hay que saber de todo, pero hay que saber más sobre todos, hay que saber escuchar y pasar a la acción. Lo de acercarnos al grupo con guía “a ver que cae”, no siempre funciona. Hagamos del museo un espacio adaptado a la condición de todos los públicos: un museo universal.
Archivo EVE
IDEAS QUE CUESTAN POCO DINERO:
Podemos redactar un periódico del museo donde los protagonistas sean los visitantes.
Lo hacíamos en el colegio usando fotocopias ya que resultaba sencillo, barato y muy difundido. Todos estaban excitados cuando se publicaba el periódico del colegio, buscando en cada centímetro del papel a ver si salían en las fotos. Una hoja DIN A 3 fotocopiada en blanco y negro a doble cara doblada por la mitad, convierte a ese papel en un periódico. Enlazando esta idea con lo expuesto en la entrada de hoy, podemos pedir a los visitantes del museo que posen para la foto y accedan a que les hagamos una breve entrevista que nos pueda servir también como encuesta de opinión, y publicarla en el “periódico del museo” con su permiso. El periódico puede ser entregado a los que llegan al comienzo de la visita, para que vean que su opinión es tan importante que se publica y para que lean algunas novedades-curiosidades relacionadas con el museo. Podemos aprovechar la tirada para que sea distribuida, de la que pasamos por allí, por lugares clave de la ciudad: oficinas de turismo, hoteles, estaciones de viajeros, etcétera.
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