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quinta-feira, 9 de abril de 2015

MUSEOS, OBJETOS E ILUMINACIÓN - · en MUSEO, MUSEOGRAFÍA,MUSEOLOGÍA, OPINIÓN. ·

La iluminación es una técnica que requiere un conocimiento preciso y una amplia experiencia. Los factores a considerar inicialmente son las dimensiones y la textura del objeto. Un barnizado brillante o un vidrio sin tratamiento antirreflectante dificultan esta labor. Para evitar los reflejos, además de procurar no colgar la obra frente a una ventana, hay que ubicar los focos en un ángulo concreto, calculando la altura media de los ojos del espectador y el ángulo de incidencia de los focos.

Concrete Light

El exceso de iluminación natural hay que mitigarlo por cuestiones de conservación, para evitar reflejos y por comodidad del visitante. Para ello generalmente se utilizan filtros en ventanas. ¿Cómo iluminar el objeto? Se pueden combinar luz natural y dos formas de iluminación: por un lado, el baño de luz a la pared y, por otro, la incidencia de luz dirigida. Esta permite resaltar la forma o los colores de la obra e incluso eliminar alguna sombra de un marco voluminoso. Para adaptar esta iluminación a los distintos tamaños de las obras o alturas de colgado, se utilizan carriles o rieles electrificados, a una distancia de la pared, que permiten mover los focos. Estos, además, llevan viseras que evitan deslumbramientos en el objeto. En general, puede hablarse de varios tipos de iluminación:

a) Ambiental. Es una iluminación general, difusa, de baja magnitud, con bañadores de pared, cuyo uso evita deslumbramientos directos y excesivos contrastes entre la fuente de luz y el fondo, creando, además, cierto ambiente de confort.

b) De relieve, que permite el reconocimiento tridimensional de los objetos, es decir, el uso de las sombras que producen las luces, para remarcar las profundidades

c) De énfasis. Muy localizada, para potenciar visualmente ciertos objetos o puntos concretos: un rostro de una escultura o de un lienzo, una obra emblemática…, para ello se utilizan diferentes proyectores y, sobre todo, la fibra óptica.

Recordemos que estos focos o fuentes de luz emiten calor hasta alcanzar altas temperaturas, por lo que conviene que estén lo más alejado posibles de los propios objetos. En las vitrinas se utilizan focos de luz fría, leds, y se iluminan preferentemente desde arriba.


LUZ Y COLOR
La luz es también la que permite la visión de los colores, y estos ejercen, además, diferentes efectos sobre el espectador, estimulantes o calmantes, «dialogando» también con los bienes expuestos, con los que entra en ocasiones en conflicto. La iluminación, además, varía la percepción que el visitante recibe del objeto, lo eleva a una categoría superior o lo anula. Lo más aconsejables es combinar la luz natural con una iluminación general y una «iluminación de acento» que permita resaltar aspectos puntuales. ¿Cómo logar reproducir el color real de las obras de arte? Aquí entra en juego la denominada temperatura de color en la iluminación, que es la que se asemeja a la luz día, es decir, evitando lámparas demasiado cálidas o frías. La temperatura de color está relacionada con la cantidad de luz; puede seleccionarse bien mediante el análisis de la obra y una reconstrucción hipotética del ambiente de trabajo del artista, o bien utilizando el colorímetro y un programa informático que va correlacionando la temperatura de color de la iluminación aplicada con la media de la fuente lumínica representada en el lienzo, hasta hacerlo coincidir.


En todo caso, cuando no es posible ninguna de las posibilidades anteriores, se aceptan estas temperaturas de color (TC)s- como medias, según predomine el rojo, amarillo o azul en la obra: la TC media para 150 luxes no debería sobrepasar los 3200 °K.58 En relación con el índice de reproducción cromática, las mejores lámparas son las de tungsteno halógeno (ni) y algunos fluorescentes.

El otro factor que permite definir una fuente luminosa, además de la temperatura de color, es el índice de reproducción cromática (rRc), que es una medida de la capacidad de una fuente de luz para reproducir los colores en comparación con una luz natural. En una escala de O a 100, para ser aceptable, el IRC ha de ser superior a 80 y preferiblemente mayor de 90. Esta medida se consigue sobre todo con las lámparas incandescentes (las tradicionales luminarias y halógenos). Ha de haber un equilibrio entre la iluminación espacial y la del objeto, y procurar, en los rangos de conservación, el confort visual del visitante —evitando contrastes, brillos, reflejos, efectos intermitentes, etcétera—. Un error es pensar que por conservación hay que oscurecer casi por completo la sala, iluminando tan solo el objeto en la vitrina o pared: puede conseguirse un efecto llamativo, pero al visitante le provoca cansancio.


Ambiente lumínico 
El principio de mínima distorsión sugiere enfatizar el ambiente lumínico apropiado al contexto en que fue concebida la obra o en el que se encuentra en ese momento (el propio museo, que conjuga iluminación natural y artificial); Tiziano utiliza destellos dorados y armonías de cervato sobre la piel de sus modelos pintados, porque su estudio en Venecia debía estar iluminado por la luz anaranjada del atardecer. O los juegos de luces puntuales de los interiores de Caravaggio o Ribera…, a la luz de una vela o un candil en un espacio cerrado o bien en la noche.

fonte: @edisonmariotti #edisonmariotti Espacio Visual Europa (EVE)

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