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quinta-feira, 16 de junho de 2016

Start Up City: Reinventando París

La capital de Francia se recrea recordando con cierta nostalgia la magna Exposición Universal de 1889, mientras observa como nace la era de la alta tecnología en la ciudad.

El café es orgánico. El loft con decoración estilo "industrial-decó", tiene un mobiliario muy ingenioso y totalmente heterogéneo, nada coincide ni casa con lo anterior. Estamos hablando del NUMA, un centro "hub" de tecnología digital en París, donde el vello facial es abundante y las corbatas brillan por su ausencia. En el parking del edificio hay más monopatines que bicicletas. Tal vez sea indiferencia, ignorancia o sana concentración, pero cuando el ministro entra para comenzar la inauguración del lugar, nadie le presta la más mínima atención. Hay mucho trabajo pendiente: una nueva generación está intentando reinventar la forma en que se percibe y se muestra París, desde ahí fuera.


Puede que esto no sea ni Berlín ni Londres, pero algo está pasando en la periferia de la capital, más concretamente en los espacios industriales abandonados. Este es una ciudad con más belleza y patrimonio que la mayoría de las capitales del mundo, y ahora París está tratando de despegarse de su imagen sobria. Apenas pasa una semana sin que haya un evento dedicado a la creación de empresas en un muelle o almacén convertido en un área de moda. En el borde oriental de París, Xavier Niel, un empresario que dirige un grupo de comunicaciones, se ha gastado 12 millones de euros en la construcción de una incubadora de start ups, con una superficie equivalente a cuatro campos de fútbol. En el primer trimestre de 2015, una firma de capital riesgo de París, se convertía en el líder de los inversores en la creación de start ups de tecnología europea, destacando sobre sus siguientes competidores: dos empresas alemanas.


"Ha habido una gran transformación en la forma de pensar en Francia", dice Niel, que insta a los jóvenes a asumir riesgos, pensar ideas grandes y romper con lo convencional. "El espíritu empresarial es un estado de ánimo", reza una pancarta en el NUMA, que también es la sede de Google en París. La perspectiva que se vislumbra en un futuro inmediato parece ser anti-jerárquica y anti-conformista. "Nuestra fuerza es el caos cultural", dice Frédéric Oru, un co-director del centro tecnológico. Otro ejecutivo de NUMA añade: "Todo esto, no es muy francés."

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La primera de las razones para afrontar estos cambios, es que los jóvenes ya no se sienten atraídos por la vida corporativa convencional; hay quien afirma que el modelo de trabajo corporativo (estar en plantilla y sobre seguro) parece ser un hecho del pasado, y que hay que olvidar cuanto antes. El desempleo entre los graduados universitarios es del 10%, y uno de cada cinco de los que crean nuevas empresas no tienen trabajo. Sin embargo, algunos sólo quieren desarrollar su propia idea, lejos de las estrictas jerarquías de la "decadente Francia corporativa". Una cuarta parte de los recién graduados de HEC, la escuela de negocios, han comenzado su propia compañía, frente a uno de cada diez hace una década. Hablamos de Francia, pero este efecto se expande por todas partes.


En segundo lugar, los empresarios y los inversores de éxito de ahora muestran que es posible. El señor Niel, que también construyó una escuela de desarrollo de software en París, es uno de estos tycoons. Sigfox, una start-up que ejecuta una red celular de objetos conectados, es el tercer mayor negocio de tecnología europea en el primer trimestre de 2015, cuando facturaron 115 millones de dólares. Blablacar, el servicio de intercambio de coches en Europa, recaudó más de 100 millones de dólares el año pasado. Las incubadoras con nombres como The Family han crecido. Facebook va a abrir un centro de investigación sobre inteligencia artificial en París.


En tercer lugar, el Gobierno socialista, que golpea pero bien a los empresarios con impuestos (igual que en España), parece ser que está condenado a cambiar de estrategia y levantar la mano de la exigencia tributaria. También busca implementar estrategias para que en vez de lamentar la pérdida de cerebros patrios, espera atraer a los extranjeros. Axelle Lemaire (nacido en Canadá), ministro visitante al NUMA, ha puesto en marcha una "visa de tecnología" para los empresarios extranjeros. Un fondo de inversión pública, BPI Francia, está promoviendo la creación de empresas. Los primeros esfuerzos para respaldar las incubadoras se reunieron con "indiferencia y el escepticismo", recuerda Jean-Louis Missika, un adjunto al alcalde socialista, porque "eso no era la imagen de París." El ayuntamiento ha cambiado también de estrategia, ahora quieren demostrar que París no es sólo es visitar el Louvre.


Es extraño pensar que la ciudad perdió en su día la reputación que llegó a tener en lo referente a la innovación. Recordando el arte de vanguardia de la ingeniería industria- con las aportaciones de Eiffel y la Feria Universal, son ahora recuerdos que se utilizan para empujar los límites de la motivación. Recordemos que aquella Exposición Universal de París de 1889 mostró al mundo la luz eléctrica; en 1889, la Torre Eiffel se convirtió en la estructura artificial más alta del mundo. Más recientemente, la necesidad de preservar ha sofocado la innovación. Sin embargo, París está aprendiendo a conciliar la historia y la modernidad. En el borde del bosque de Boulogne, que es un parque como sabéis, una estructura de vidrio y acero muy elegante, diseñada como museo por Frank Gehry para la colección de arte Louis Vuitton, se ve con admiración. Poco a poco, casi sin tener tiempo para pesar en sí misma, París vuelve a descubrir su gran espíritu innovador.








* Algunos archivos multimedia no se muestran en este correo electrónico pero se pueden ver en el sitio web.



Fonte: @edisonmariotti #edisonmariotti

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