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quinta-feira, 28 de maio de 2015

MUSEO Y TRABAJO EN EQUIPO - · en GESTIÓN, INSTITUCIONES,MUSEO, OPINIÓN. ·

A la hora de afrontar cualquier tipo de proyecto en el trabajo del museo, lo más importante es disponer de un buen equipo profesional. No somos amigos de las individualidades, ni tampoco de dedicar más tiempo a gestionar egos que al propio trabajo. Este es un ámbito donde se encuentran grandes o grandísimos egos, y eso obstaculiza absolutamente el desarrollo fluido del trabajo; no podemos perder el tiempo con estupideces. La demostración del saber y/o la competencia profesional no se narra, se demuestra en el día a día siendo una característica básica del que sabe saber tratar a las personas de su entorno profesional, de gestionar muy bien el proyecto, luego en casa cada uno que se haga lo que se quiera, en el proyecto del museo, nasti de plasti.


Un proyectores museo visto desde el entorno de la gestión de recursos y su desarrollo debe estar dirigido con armonía, con fuertes lazos humanos y cercana vinculación entre las personas que trabajan en él y sus relaciones con el departamento responsable. Todo proyecto del museo debe ser una empresa de afinidades entre quienes la trabajan, porque esto se impregna en cada acción.


La principal idea en este esquema genérico en el proyecto es consolidar un equipo que sienta seguridad, y su responsabilidad, una complicidad con el proyecto de trabajo. Equipo motivado, involucrado, con autonomía de acción e interés en poner en marcha procesos de mejora en la gestión, desarrollo e implantación de cada proyecto del museo.


La comunicación interna tiene aquí una importante misión. Si el equipo es reducido es más fácil, pero casi todas las colecciones forman parte de una estructura laboral mucho más amplia, como los centros de arte de titularidad pública o las colecciones de instituciones privadas o semipúblicas de carácter financiero. En este caso es vital, saber llegar a cada extremo de la entidad, a cada uno de los que la integran, porque informar propicia no solo aceptación, sino sentido de la pertenencia a un equipo que funciona. Por tanto, es necesario desarrollar una sección específica en la intranet de la entidad (debe existir una), que permita crear y mantener una corriente de comunicación participativa entre el personal asignado al proyecto y de inmediata información al conjunto de la plantilla de la institución. La autonomía de gestión debe poder aplicarse a esta disciplina clave para la consecución de objetivos, aun cuando cualquier acción de comunicación deberá estar en la línea de la Política de la Comunicación Institucional del museo a la que pertenezca.

“A Handbook of problems”, Rasmus Koch Studio

La creatividad y una constante por mantener una mirada abierta al museo, obliga a los miembros del equipo a tener un debate latente sobre el desarrollo del proyecto en acción. El museo no puede estar en un envase hermético y debe estar siempre en constante relectura. En cierto sentido, una estructura horizontal en las funciones del equipo, donde todos tienen conocimiento del resto de las tareas de los compañeros, aunque se tengan responsabilidades específicas, es un modo inteligente de multiplicar perspectivas, así se interconectan lineas de acción de un espacio a otro del museo, con fluidez. Quedan muy atrás los viejos sistemas de paternalismo laboral, de trabajo vertical. El responsable de didáctica ha de participar en el diseño del proyecto expositivo, por ejemplo, así es muy posible que no solo lo enriquezca, sino que le dote de mecanismos necesarios en el ámbito del lenguaje museográfico que multiplique así su potencial. Es un error desestimar esto, sobre todo por la pereza funcionarizada de hacer solo lo que dice nuestro contrato. La iniciativa individual pensando en la colectividad es fundamental para el proyecto. Los contenidos del futuro estarán dirigidos por un responsable de perfil creativo con cualidades para liderar y motivar a sus recursos humanos y con amplia autonomía de gestión. Una gestión administrada por técnicos especialistas en cada materia. Este es el tándem más práctico, y sus equipos lo compondrán mentes frescas y muy inquietas, que sepan preguntar bien. Un museo no es ni moderno, ni antiguo, lo son las miradas que de él propician sus responsables hacia el exterior.


Este permanente pulso con lo presente exige la constante formación de los miembros del equipo, la renovación de las ideas y la reconducción del ritmo. Bien planificado, sin estridencias, sin ruidos, esta arritmia controlada puede ser muy beneficiosa para la salud de quienes trabajan en el museo, porque les impregna de la vitalidad que suponen los cambios.


Desde el punto de vista de la misma gestión, el museo actual debe estar proyectado en un escenario diferente al que conocemos, un marco institucional con menor rigidez en el desarrollo de sus acciones y un nuevo marco de gestión y entidad jurídica, que sepa transformarse a la velocidad con la que las cosas ocurren a su alrededor. Este mundo nuestro es un lugar que evoluciona a una enorme velocidad. Un plan museológico actual debe ser sensible a esto y disponer de mecanismos para saber reinventar otros modelos según se vayan necesitando para acoplarse a esa vertiginosa evolución. El museo debe ser una plataforma desde la que se pueda reivindicar el compromiso con el saber y la difusión de conocimiento, desde lo emocional, con sinceridad, con seguridad, con entrega a la sociedad. El museo está dirigido al individuo, el objetivo no es solo el visitante (o visitantes) como ente abstracto, somos cada uno de nosotros y debemos ofrecer a los demás lo que queremos para nosotros mismos.

fonte: @edisonmariotti #edisonmariotti Espacio Visual Europa (EVE)

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