“Apreciar a muchas personas de manera
espontánea y sin esfuerzo es tal vez la mayor de
todas las fuentes de felicidad personal.”
Bertrand Russell
Para nosotros, utilizar la denominación de comunitario para un museo es como decir: colaboración. Ahí es donde patinamos, en lo de colaboración., sobre todo en el suroeste de Europa, para que nos vamos a engañar, aunque hay otros muchos países que son también estrellas del patinaje. Por supuesto, estamos entonces generalizando, pero a lo que vamos es que decir Museo Comunitario es decir Museo Socializado. La sociedad es la responsable directo del museo, es la sociedad la que ayuda a que ese museo se mantenga vivo, y ya no solo por ir a visitarlo siendo fieles, sino porque la sociedad se implica en su conservación a todos los niveles, sintiendo el museo como algo verdaderamente propio, generando un sentimiento de orgullo e Identidad que ayuda a que el museo se un activo de la sociedad.
En alguna ocasión nos hemos referido a la institución inglesa English Heritage, por ser esta una organización que admiramos profundamente. Una de las cosas que más nos llamaron la atención fue la implicación de la comunidad en la conservación y difusión de su patrimonio local. Recordamos perfectamente los rostros de orgullo de esas personas cuando nos interesamos por su historia local, documentada en esos fantásticos, grandes, pequeños, medianos, bonitos, feos edificios y sus colecciones. El activo que el patrimonio y su percepción tenía desde su exterior eran las personas a su cargo y responsables de su explicación, todas muy cercanas y amables. La mayoría de estas comunidades, defensores y difusores del patrimonio, estaban formadas por personas de la tercera edad, sea lo que sea que es eso. Ahora están todos ellos muy excitados, viniendo de aquí para allá en sus comunidades, haciendo reuniones, ilusionados con la organización de las fiestas navideñas en sus museos. Se les ve a todos con una enorme energía y entusiasmo.
Todo esto viene a cuento porque sabemos que en otros países esto no es así ni por asomo. Sabemos que hay una buena excusa para que la sociedad no se sienta con ánimo de colaborar en una iniciativa como la del English Heritage, la crisis, los problemas, el desánimo generalizado, la desilusión, la sensación constante de que la política y quienes la protagonizan se ríen de nosotros a mandíbula batiente. En fin, no descubrimos nada nuevo, pero nos da pena que haya un sector de la población que sí puede participar y no sucede porque nadie se lo ha pedido. Nuestro país, como muchos otros, tiene sociedades con más personas mayores que jóvenes. Estas personas mayores son un activo fantástico en nuestra sociedad, y está totalmente desaprovechado. Son un activo maravilloso porque escuchamos la voz de la experiencia. Muchas de ellas son personas activas, pilares muy importantes en la sociedad de la difusión del conocimiento si se contara con ellos, y estarían encantados. No es nada nuevo que haya que inventar, hemos visto que en otros sitios funciona perfectamente al margen de mentalidades e idiosincrasias. ¿Porqué no en otros sitios?
Esto que dibujamos como ideas, nos parecen verdades de libro. Hemos visto ejemplos en España también, en lugares pequeñitos donde existen museos comunitarios, con personas implicadas activamente y orgullosas de hacerlo, al margen del re-enacment que también organizan algunos. Pero son muy pocos, siendo ejemplos demasiado escasos, una pena. Visitamos museos locales vacíos de visitantes, y siempre pensamos lo mismo: que lástima de sitio, que mal aprovechado, que desidia, que ausencias… Podríamos contar con la parte de la sociedad que no está en la línea de batalla para sacar familias adelante – no aquellos que están peleando en primera fila, no en las trincheras peleando por pagar hipotecas -, aquellos que están en situación de hacer algo provechoso para su comunidad, haciéndoles partícipes en la difusión del patrimonio, y que puedan compartir con otros el conocimiento a partir de la comunicación personal. Y que sepamos agradecérselo. Este “fenómeno” de compartir, de comunicar conocimiento, debe ocurrir en un museo. Si esto finalmente se posibilita, implicando a nuestra comunidad “mayor” o con otros sectores de la sociedad que quieran participar, además de la ayuda de la administración para poder organizarse – cuidado, se nos está poniendo la camisa perdida de utopías -, habría que formalizar una metodología, unos programas, unos objetivos, una mecánica de la colaboración, etcétera -, podríamos estar creando un verdadero Museo Comunitario.
Imagen: Ultralinx (para aligerar con humor)
fonte: @edisonmariotti #edisonmariotti http://evemuseografia.com/2014/12/11/museo-comunitario/
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