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sábado, 6 de junho de 2015

El museo fue inaugurado en 1932, y fue su primer director el único hijo varón de Sorolla, Joaquín Sorolla García, que aumentó el legado y creó la Fundación.

El museo
El punto fuerte de las colecciones es, naturalmente, la pintura de Sorolla. La colección del museo es el conjunto más importante de obras de este pintor que se conserva en una misma institución. Sorolla fue quedándose con aquellas obras que había pintado por su gusto o que por ser retratos familiares no estaban destinadas a la venta. Se trata, pues, de una colección muy personal del pintor, que se completa con numerosos dibujos y «notas de color», tablillas al óleo donde el pintor recogía continuamente sus impresiones.








Pero además el museo cuenta con todo el mobiliario y las «otras colecciones» que decoraban la casa en vida de Sorolla: esculturas y cerámicas, sobre todo, y todo tipo de enseres: entre ellos, los caballetes, las paletas y los pinceles del pintor.




EL PINTOR JOAQUÍN SOROLLA BASTIDA
Formación
  

Nace en Valencia en 1863. En la Escuela de Bellas Artes (1878-1881) recibe una formación académica. Empieza a pintar al aire libre animado por uno de sus profesores, Gonzalo Salvá, y después por el pintor Ignacio Pinazo Camarlench. En 1884 obtiene una segunda medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes y obtiene una pensión en Italia de la Diputación Provincial de Valencia. En 1885 va a Roma y desde allí a París, donde entra en contacto con el naturalismo. De regreso a Roma, comienza a viajar por distintas ciudades italianas, tomando pequeñas notas de color. En 1887 se instala en Asís y allí empieza a hacer escenas de ambiente valenciano bajo la influencia de José Benlliure y Gil. Es el inicio de su costumbrismo, que repercutirá en gran medida en su futura obra.


En 1888 contrae matrimonio con Clotilde García del Castillo. 


Consolidación




En 1889 vuelve a París para ver la Exposición Universal: allí descubre a los pintores nórdicos y su peculiar tratamiento de la luz, en el que él basará su propia versión del luminismo: se abre su etapa de consolidación. Su paleta va cobrando nuevos matices en su esfuerzo por plasmar la luz. Surgen nuevas temáticas, como el costumbrismo marinero, el que trata de las gentes del mar, o el realismo social, demandado en los certámenes oficiales. Con el primero conseguirá su primer éxito internacional con La vuelta de la pesca en 1895, con el segundo varias medallas en la Nacionales de 1892, 1895 y 1901, en esta última con una Medalla de Honor.


En 1890 nace su primera hija, María Clotilde; en 1892, su único hijo varón, Joaquín; y en 1895, Elena, su tercera hija. 


Culminación




En 1900 obtiene el Grand Prix de los pabellones español y lusitano en la Exposición Universal de París. Se inicia su etapa de culminación, la del Sorolla más brillante, cuyas grandes dotes perceptivas y veloz ejecución producen sus mejores obras, donde la luz es el interés dominante. Sus constantes desplazamientos a París le hacen conocer las distintas vanguardias, que experimenta en sus obras. Surgen los "ismos" en su pintura, siempre a modo de experimentación en su búsqueda por captar la luz. Hace retratos que le producen grandes ingresos, y se interesa por el paisaje, viajando por distintas regiones españolas para recoger sus distintas matizaciones. Sigue cultivando su costumbrismo marinero, del que derivan desde 1904 sus temas de playa, lo más reconocido de su producción, e inicia a partir de 1907 sus estudios de jardines, fundamentalmente en Andalucía.


En este periodo expone individualmente en varias ciudades de Europa y de Estados Unidos: en 1906 en París, al año siguiente en Berlín, Düsseldorf y Colonia; en 1908 en Londres y un año más tarde en Nueva York, Buffalo y Boston. Concluyen estas exposiciones en Chicago y Saint-Louis el año 1911, con un gran éxito en París y clamoroso en Nueva York. 






Últimos años




En 1911 Sorolla firma un contrato con The Hispanic Society of America de Nueva York por el que se compromete a hacer una gran decoración sobre Las Provincias de España, más conocida últimamente como Su visión de España. El pintor se enfrenta a un proyecto mural de proporciones gigantescas. Son casi ocho años de viajar constantemente por todo el país, buscando lo más peculiar de su indumentaria y de sus costumbres. En los descansos que hace de esa decoración, Sorolla pinta de forma más sintética, eliminando lo accesorio para enfrentarse con lo fundamental, buscando nuevos caminos para interpretar la luz.


En 1920 sufre un ataque de hemiplejía que lo deja invalidado del lado izquierdo. Su familia intenta revivirlo pero el pintor va languideciendo hasta el 10 de agosto de 1923, fecha en que fallece en Cercedilla (Madrid).



fonte: @edisonmariotti #edisonmariotti http://museosorolla.mcu.es/
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La casa en vida de Sorolla


Sorolla se hizo construir esta hermosa casa cuando ya era un artista en la cima del éxito y aquí vivió hasta el fin de sus días con su mujer y sus tres hijos: María Clotilde, Joaquín y Elena.


El edificio, rodeado de su jardín, queda como uno de los pocos testigos de lo que fueron los palacetes del Paseo de la Castellana y sus zonas inmediatas. Sorolla empezó a habitar la casa en 1911. Su proyecto fue redactado, a partir de 1909, por el arquitecto Enrique Repullés y Vargas (1845-1922), académico, autor de la Bolsa de Madrid y de otros edificios públicos notables. Su estilo ecléctico fue dócil a los dictados de Sorolla, que intervino activamente en el diseño para acomodarlo a sus deseos, disponiendo amplios estudios con luz cenital para su trabajo; una zona doméstica de representación, lujosa y elegante; y una zona doméstica privada, además de abundantes espacios de servicio. Y dos especiales caprichos de Sorolla: un «patio andaluz» con azulejos y tiestos; y un jardín con citas italianas y andaluzas, recuerdos del Alcázar de Sevilla y de la Alhambra de Granada donde no falta de nada: pórtico con serliana, fuente, pila, alberca, pérgola, estanque, más mármol y azulejos… Y una vegetación que, cuando todavía no había edificios alrededor y recibía luz abundante, florecía, como vemos en los cuadros de Sorolla, con alegre exuberancia: rosas, geranios, adelfas, alhelíes, y mirtos traídos de la Alhambra y plantados personalmente por Sorolla.


La casa misma, pues, ha de verse como una obra más del artista, un producto de su persona y de su voluntad. Historia del edificio y de las colecciones. Cuando Sorolla murió, su viuda legó al Estado en su testamento (1925) la casa con sus colecciones para hacer un museo, y el legado aumentó luego con nuevas donaciones de los hijos.
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