El perfil del público que entra en un museo es algo que pasa totalmente desapercibido a muchos de los museos locales. La gente entra en el museo y punto, ya está. La gente no visita el museo tanto como les gustaría a sus responsables y ya está. ¿Qué se está haciendo mal para que el museo esté desierto la mayor parte de la semana? ¿Malos tiempos para la lírica?
“Eduardo Manostijeras” Johnny Depp, Herb Ritt
Podemos apoyarnos en opiniones de otros expertos que han teorizado sobre el hecho de que los museos desconocen totalmente el público que los visita, y mucho más desconocidos resultan los visitantes potenciales que pudiera recibir el museo y que no aparecen por la puerta, ni asomándose. Podemos transcribir una de estas opiniones entonces:
” Desafortunadamente, muchas veces el personal del museo que planea una exposición (permanente o temporal) tiene un conocimiento muy pobre de los visitantes que la verán, y sobrevaloran su motivación, conocimientos y tiempo, mientras infravaloran sus expectativas y propósitos. El resultado de ello es que muchos visitantes no pueden aprender, se sienten intimidados, confusos, aburridos, fatigados y, en general, dedican menos tiempo del que sería necesario para beneficiarse de lo que les ofrece la exposición”. Dicho por María Inmaculada Pastor, pionera en la pedagogía museológica.
Las preguntas que fundamentan los orígenes de la historia de la filosofía se pueden aplicar al hecho del museo: ¿quiénes somos?, ¿a dónde vamos?, ¿de dónde venimos?; o mejor lo planteamos así de una forma un poco más marquetiniana: ¿Por qué razón tenemos tan pocos visitantes? ¿qué es lo qué tenemos que hacer para satisfacer la curiosidad del visitante?, ¿qué es lo que estamos haciendo mal? Dependiendo de las dimensiones y razón de ser del museo, razones presupuestarias y de gestión, deberemos escoger que perfil/perfiles de visitante potencial/potenciales es/son el/los nuestros, y lo tenemos que decir así de raro porque en ocasiones el museo solo tiene un perfil de visitante (familias: Museo de los Niños). Dependiendo de nuestro “ser” y de nuestro “hacer”, debemos trazar definitivamente el camino – creatividad en ideas – de acercamiento a quienes realmente seamos capaces de seducir.
Habrá quien piense que somos muy superficiales a la hora de enunciar el grave problema de la escasez de público en nuestros museos locales y su desconocimiento de su potencial visitante, pero debemos decir en nuestro descargo que estamos simplificando-sintetizando mucho la cuestión, aunque el problema es este y no otro, se diga utilizando castellano florido o español de la calle. Se terminó la época en la que los museos se administraban, ahora se gestionan y el marketing entra a formar parte de esa gestión como algo ineludible. Queremos ver museos con visitantes. Y todos sabemos que para vender bien hay que conocer a nuestro potencial comprador como si lo hubiéramos parido y darle lo que necesita, o lo que está dispuesto a comprar. En muchos museos locales, al día de hoy, existe una gran epidemia de infertilidad, o es que no son apetecibles.
Fuente utilizada: Miquel Sabaté y Roser Gort Riera, “Museo y comunidad. Un museo para todos los públicos”. Ediciones TREA, 2012.
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