Muestra de ello es la creación de instituciones como las Comisiones Provinciales de Monumentos, alrededor de 1870, fecha en que la Alhambra es declarada Monumento Nacional. Es entonces cuando el Ministerio de Fomento, al que la Alhambra estaba adscrita, libera las primeras inversiones públicas destinadas a su conservación.
Más adelante se va consolidando un sistema administrativo que derivó en la creación de organismos especialmente comprometidos con la tutela del Monumento; y éstos fueron la Comisión Especial de 1905 y el Patronato de Amigos de 1913 y ya en 1914, el primer Patronato de la Alhambra.
Otros hitos relevantes se producen en los años siguientes. En 1917 se redactó el Plan General de Conservación de la Alhambra y en 1921 la finca del Generalife quedó adscrita al Estado.
En este momento, se suceden al frente del Monumento una serie de arquitectos conservadores, entre los que destacan Mariano Contreras (1890-1907), Modesto Cendoya (1907-1923) y sobre todo Leopoldo Torres Balbás (1923-1936). A éste último arquitecto debemos la superación de la restauración estilística, basada en una interpretación estética y personalista de la obra, para implantar una concepción filológica y arqueológica de la intervención, fundamentada en las evidencias emanadas del propio Monumento.
Después de la Guerra Civil la nueva administración franquista asume, con una reforzada carga simbólica, la conservación del recinto. El 9 de marzo de 1940 se crea un Patronato para la Instalación y adaptación a residencia del Palacio de Carlos V y el 13 de agosto de ese año se dicta un Decreto de ampliación de las funciones encomendadas al Patronato; extensivas al resto del Monumento.
Son los años del arquitecto Francisco Prieto Moreno (1942 a 1970), discípulo y auxiliar de Torres Balbás que, de modo continuista, proseguirá sus trabajos, por los que la Alhambra se va preparando para el boom turístico de los años sesenta, principal circunstancia a la que habrá de enfrentarse.
El Conjunto Monumental se ve entonces favorecido por las gestiones que desde Madrid realiza el catedrático granadino Manuel Gómez-Moreno, que luego continuará otro granadino, Antonio Gallego Burín, desde la Dirección General de Bellas Artes.
En esa etapa se realizan obras de infraestructura y restauración que propiciarán, entre otros, la creación del Museo Arqueológico de la Alhambra en 1942. Al año siguiente se produce la declaración de Jardines históricos de la Alhambra y el Generalife, que abre un proceso administrativo en el que se intercalan hechos relevantes como la ubicación en el Palacio de Carlos V del Museo Provincial de Bellas Artes (a partir de 1958), y que culminarán en 1962 con la publicación de los Estatutos del Patronato de la Alhambra.
Durante la Transición democrática se produjo un hecho representativo para la Alhambra, no muy conocido, que fue la entrega al Patronato de la Medalla de Oro de la Fundación alemana Friedrich Von Schiller, por la conservación y restauración de edificios y conjuntos europeos, recibida de manera solemne el 8 de noviembre de 1980 en el Salón de Comares.
Los estatutos que rigen actualmente en el Patronato de la Alhambra y el Generalife se aprobaron el 19 de marzo de 1986 como resultado de un proceso de transferencias en materia de cultura, que tuvo lugar desde el Gobierno Central a la Junta de Andalucía. Las instituciones responsables de la gestión cultural aportaron también un conjunto de instrumentos legales de gran trascendencia: la Ley del Patrimonio Histórico Español (1985), así como la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía (1991) que vinieron a cualificar la gestión de los Bienes Culturales, renovadas recientemente por la entrada en vigor de la Ley 14/2007 de Patrimonio Histórico de Andalucía. En este marco legislativo, la Alhambra representa, sin duda, un destacado referente. De hecho, el Plan Especial de la Alhambra y Alijares (1986), que continúa en vigor, supone una aplicación directa de esos planteamientos.
La elaboración del Plan Director de la Alhambra, 2007-2015 se concibe como instrumento estratégico que permite marcar las pautas de gestión del Conjunto Monumental de la Alhambra y el Generalife, con la vista puesta en los importantes retos que como ente patrimonial de primer orden debe afrontar en este siglo XXI.
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La Alhambra se asienta sobre la colina de la Sabika, que penetra hacia el interior de una fértil vega, como último bastión de Sierra Nevada, frente al Albaicín y el Sacromonte, entre las cuencas de los ríos Darro y Genil.
Rodeada de montañas, los escritores árabes compararon a Granada con una corona, en cuya frente sobresale la diadema de la Alhambra.
La historia de las construcciones de la Alhambra está íntimamente relacionada con las de la ciudad de Granada. De ésta existe la documentación arqueológica de sus murallas superpuestas de época ibérica, romana e islámica, sucesivamente.
La Alhambra que hoy vemos no se edifica en un momento determinado. Se va formando paulatinamente con el añadido de nuevas construcciones, agrupándose como células enriqueciendo su desarrollo arquitectónico y urbano.
fonte: @edisonmariotti #edisonmariotti http://www.alhambra-patronato.es/
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