Transformar el saber en un valor universal y accesible es una de las misiones más importantes de los museos, por no decir la más importante. La socialización del conocimiento es una actividad básica y obligatoria para estas instituciones, siendo un trabajo que requiere inteligencia, mucha habilidad y voluntad. Y no hay excusa ya que ponerlo en práctica no es costoso, solo se requiere disponer de grandes dosis de sentido común.
La socialización del conocimiento se vuelve costosa cuando se interpreta como una derivación del escaparatismo comercial, pero el museo no vende productos comerciales, sino que debe proporcionar conocimiento, saberes, cultura… El campo de batalla de un museo es el de la generación de ideas. En el atelier de Cézanne en Aix de Provence, experimentamos una sensación muy especial teniendo oportunidad, por ejemplo, de observar la baraja de cartas original que se puede ver en el cuadro “Los jugadores de cartas”. Ese detalle, el de exponer ese mazo de cartas al lado del cuadro, hace que nuestra percepción de la obra cambie, se vuelva cercana, accesible, familiar. Es una forma de enseñar otra forma de percibir el arte cuando para muchos el arte es algo que resulta inalcanzable por mal entendido y percibido. ¿Los museos enseñan normalmente a aproximarnos al arte? ¿A la historia? ¿O se muestran distantes y lo dejan todo para que nosotros mismos seamos los que establezcamos una relación con los contenidos? ¿Es el museo pasivo a la hora de enseñar?
El ejercicio de acercar el conocimiento al visitante por parte del museo de una forma diferente, original, participativa, produce unos efectos sorprendentes. La generación de ideas novedosas debería estar en la hoja de ruta obligatoriamente en aquellos museos que se precien de buscar la forma de enseñar bien.
Los museos, sobre todo los locales, deben generar llamadas emocionales hacia los visitantes y nunca permanecer pasivos, a la expectativa de ver que ocurre, observando en la distancia que relación se establece entre el visitante y el museo. Nada de observar pasivamente, hay que ser proactivo y ponerse en movimiento.
Las ideas no son caras, vamos a desestimar definitivamente esa excusa para no hacer nada. Recordar también que los museos ya no se administran, se dirigen y esa dirección no puede ser otra que cumplir con la primera premisa que un museo debe tener en cuenta en relación con sus visitantes: debe generar conocimiento universal, esa es su razón de existir.
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