El patrimonio histórico es un regalo que recibimos del pasado. Le da forma a nuestra identidad presente y proporciona una oportunidad para nuestro futuro. La gestión de ese patrimonio histórico debe incluir, invariablemente, una serie de actividades en áreas de la administración, conservación, investigación, educación e implicación. Dentro de este contexto, las actividades que giren alrededor del patrimonio deben mostrar respeto y sensibilidad por:
El contexto medioambiental de los pueblos indígenas (las gentes locales);
El impacto de la interacción entre la actividad humana y el medio ambiente natural; y
Perspectivas divergentes con respecto a objetos, ideas, lugares y tradiciones.
Los Ecomuseos deben ser impulsados localmente, generando organizaciones basadas en el desarrollo sostenible de la comunidad, con el objetivo de conservar e interpretar el patrimonio histórico local, tangible e intangible. En calidad de órgano de coordinación, empresas como EVE proporcionan orientación a los líderes municipales, grupos comunitarios, agencias gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y otras partes interesadas que tengan intención de desarrollar proyectos de este tipo.
El primer modelo de Ecomuseo se desarrolló en Francia a principios de 1970, con la finalidad de fomentar las interpretaciones holísticas del patrimonio cultural. El objetivo era combinar objetos tangibles- sitios y estructuras construidas según las tradiciones, usos y costumbres asociados- con intangibles, o lo que denominamos “patrimonio vivo.” A medida que esta idea fue teniendo éxito, el modelo se amplió para incluir el patrimonio natural, la flora y la fauna locales, importantes hábitats de vida silvestre y localizaciones geomorfológicas.
Hoy en día, cientos de ecomuseos están funcionando en todo el mundo, especialmente en Europa y Asia, y de muchas formas diferentes. Algunos ecomuseos cubren grandes áreas; otros se reducen a sitios pequeños y aislados. Los hay que ofrecen un escaparate para las artes y la artesanía local; otros reflejan las industrias locales y habilidades relacionadas con estas actividades. Algunos se basan en el turismo y otros, en su mayoría, en el fomento de la participación comunitaria. Existen también ecomuseos que alientan las investigaciones con la ayuda de los gobiernos locales e incluso a través de universidades y centros de estudio.
A pesar de estas diferencias, los ecomuseos tienden a compartir una serie de características comunes. Ocupan una región definida, delimitada por los residentes locales (indígenas), donde las personas trabajan juntas para adaptarse a un mundo cambiante. Hay que tener muy presente que, a partir de este modelo de proyecto de desarrollo local, sus gentes reflejarán la realidad de sus comunidades, sus paisajes y sus formas de vida. Las partes interesadas incluyen a menudo empresas privadas, grupos comunitarios y responsables locales (agentes de desarrollo local). El trabajo de todas las partes involucradas en el proyecto estará relacionado con el desarrollo de sitios históricos y su restauración, con la creación de estudios biológicos y ambientales, y con actividades diseñadas para atraer a los turistas. Todo ello, mediante un esfuerzo e implicación conjuntos, creará un “museo” a medida, que identifique e interprete historias y características que reflejen la herencia cultural y natural de la región, incluyendo la del pasado. Asimismo podrá fomentarse la actividad para los negocios locales y se generarán, en todo este proceso, potenciales oportunidades económicas.
“La combinación entre naturaleza y patrimonio histórico crea perspectivas para fomentar una comunidad sostenible.”
Para plantear una reflexión sobre el concepto de Ecomuseo, hemos adoptado la siguiente definición:
Un ecomuseo es un museo comunitario que proporciona un mecanismo único para la participación de la comunidad, en la que sus miembros trabajan para preservar y aprender de su patrimonio material e inmaterial. A partir de la participación de la comunidad, las partes interesadas se pondrán de acuerdo para definir los activos naturales y culturales que tienen valor histórico y crearán planes para garantizar su conservación, y a través del fomento de una cultura de la sostenibilidad. A diferencia de un museo tradicional, los ecomuseos no necesariamente reúnen objetos en una instalación de museo tradicional, que también. En su lugar, permite a las comunidades preservar los objetos valiosos, los lugares emblemáticos y prácticas culturales allí dónde viven, mejorando la visibilidad de su patrimonio histórico al exterior, y fomentando también actividades de desarrollo comunitario que generen recursos económicos, generando acciones que activen la economía local.
Estos conceptos e ideas de los que hablamos presentan también una serie de implicaciones. En primer lugar, como museos comunitarios que son, son “productos” de sus comunidades, por lo que necesitan ser desarrollados y gestionados por los residentes locales con la ayuda de expertos profesionales, de empresas especializadas en este tipo de proyectos, como es nuestro caso. Pero, su ámbito geográfico, estructura de gobierno y otras características relacionadas con la gestión del Ecomuseo, no deben estar determinados o supervisados por un agente externo. Todo lo que sus promotores decidan llevar a cabo, tanto actividades como resultados, dependerán siempre de la participación activa de la comunidad.
En segundo lugar, los ecomuseos ponen el mismo énfasis en sus activos naturales y culturales, incluidas las industrias locales. Esta idea los separa de convertirse en parques recreativos o naturales exclusivamente, centrados principalmente en la naturaleza, o en localizaciones patrimoniales, que se desarrollan principalmente en un entorno construido por la mano del hombre.
En tercer lugar, en relación a su papel como un museo, los ecomuseos deben preservar e interpretar los bienes patrimoniales, pero también tienen que trabajar para aplicar este conocimiento, abordando los problemas de desarrollo local, con un enfoque muy centrado en la sostenibilidad. Con tal fin, los ecomuseos proporcionarán una valiosa conexión entre la comunidad y su patrimonio, el sector privado y la administración pública local.
En cuarto lugar, el Ecomuseo debe focalizarse en acciones que van más allá de la exposición de objetos guardados en edificios emblemáticos, normalmente carísimos. Un Ecomuseo debe utilizar sus recursos para poner en valor la vida silvestre local y otros activos tangibles como son la música, las ceremonias tradicionales y ciertos aspectos del patrimonio inmaterial. Esto implica que los ecomuseos deben diseñarse no solo en función de sus características tangibles, sino que también deben promover enfoques sobre la inmaterialidad de las cosas, para fomentar desde ellos el aprendizaje, la didáctica y el desarrollo cultural.
Por último, el hecho de que todos los activos asociados con un Ecomuseo estén “vivos”, significa que la organización en sí es adaptable y flexible, con poca necesidad de inversión de capital. En efecto, un Ecomuseo debe surgir a partir del trabajo de una comunidad, a través de lo que hace y de su involucración activa, utilizando las características y cualidades de un lugar para convertirlo en un contexto único.
Acabamos por hoy diciendo que estos conceptos se pueden resumir de la siguiente forma:
Un Ecomuseo es un enfoque integral y global sobre la comprensión, la interpretación y la celebración de un auténtico paisaje cultural que abarca los ambientes naturales y artificiales en un lugar concreto, así como la puesta en valor de los procesos naturales y los causados por el hombre, el patrimonio y su cultura histórica.
Son los enfoques holísticos de la participación de la comunidad, a partir de sus culturas, tradiciones y activos que existen en la actualidad (estilos de vida), con el fin de que las personas puedan adaptarse a los cambios y al crecimiento promoviendo su región, haciéndola única, cuidando su patrimonio para darle un sentido histórico de lugar.
Los ecomuseos deben ser diseñados para generar una experiencia del lugar, promoviendo y reforzando la identidad de su comunidad, de las personas y de su patrimonio natural y cultural. Los ecomuseos proporcionan una oportunidad para que las comunidades participen activamente en el desarrollo de relaciones dinámicas y fluidas, no solo para activar sus economías, sino también para compartir y ayudarnos a aprender a partir de sus historias, a través de su forma y manera particulares.
Cultura e conhecimento são ingredientes essenciais para a sociedade.
Cultura não é o que entra pelos olhos e ouvidos,
mas o que modifica o jeito de olhar e ouvir.
mas o que modifica o jeito de olhar e ouvir.
A cultura e o amor devem estar juntos.
Vamos compartilhar.
Culture is not what enters the eyes and ears,
but what modifies the way of looking and hearing.
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