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sexta-feira, 22 de dezembro de 2017

MUSEOS Y CO-CREACIÓN.. - MUSEUS E CO-CRIAÇÃO. - MUSEUMS AND CO-CREATION.

El mundo de los museos parece estar cada vez más interesado en conceptos sociales, como la participación y el compromiso con sus comunidades. Hoy resulta fácil oír hablar de estos temas en las conferencias sobre museos de todo el mundo. Son numerosas las opiniones recogidas sobre las grandes posibilidades que ofrecen Internet, las redes sociales y las tecnologías digitales, explorando caminos que orientan activamente a sus visitantes para que se transformen en “usuarios”, más que en sujetos pasivos. Observamos que hay museos comprometidos con estos conceptos que ya están desempeñando un gran trabajo, y lo están haciendo muy rápido, particularmente cuando ya tienen una relación cercana con sus comunidades locales, utilizando tecnologías digitales para conseguir que sus visitantes se conviertan en agentes activos, aportando al museo sus propias ideas y generando todo tipo de material (fotografías, opiniones, críticas, etcétera) relacionado con las colecciones. Algunos museos también utilizan el voluntariado como una forma de trabajar hombro con hombro con los miembros de su comunidad en torno al cuidado y la interpretación de sus colecciones. Otros, consultan ampliamente a su público cuando planifican nuevas exposiciones, trabajan directamente con comunidades específicas en interpretación o diseño de exposiciones, o invitan a personas a crear sus propias exhibiciones en determinados espacios del museo.



Este tipo de colaboración entre el museo y la comunidad podríamos denominarlo “co-creación”. Ello implica trabajar con los visitantes (tanto existentes como nuevos) para crear algo en común, bien sea el significado de la interpretación, bien un espacio o exposición, o incluso un recurso en línea o una respuesta colectiva; las posibilidades son muchas y variadas. Preferimos hablar de la “co-creación” más que de la “co-producción”, ya que la primera implica un poco más de apertura en el tipo de colaboración con todos los participantes. En lugar de producir algo que puede estar relativamente predefinido, estamos creando elementos nuevos entre todos.

La co-creación no necesariamente conlleva que el museo trabaje asociado a la comunidad, compartiendo un esfuerzo con esa comunidad lo más equitativamente posible. En The Participatory Museum, Nina Simon ofrece un análisis coherente, identificando cuatro tipos diferentes de participación para los visitantes en los museos. Simon utiliza conceptos de las ciencias sociales, proyectos científicos que involucran a personas que no son profesionales de los museos (Simon 2010: 185-7). Estos tipos de participación difieren en función de dónde reside el poder de decisión para definir y resolver el proyecto.

La “contribución” solicita a los visitantes que proporcionen objetos, ayuda en acciones o ideas específicas para un proceso controlado desde el museo.

La “colaboración” invita a los visitantes a servir como socios activos en la creación de un proyecto para el museo que es originado y, en última instancia, controlado por el museo.

Para Simon, la “co-creación” se produce cuando los visitantes y el museo trabajan en equipo desde el comienzo de un proyecto para definir sus objetivos, creando el programa o exposición en función de los intereses de la comunidad.

Simon ha agregado una cuarta categoría: “alojamiento” que se produce cuando el museo cede algunas de sus instalaciones y recursos para que los grupos externos los utilicen como deseen, organizando programas o eventos que ellos mismos desarrollan e implementan. Cabe señalar que Simon no considera que unas categorías sean más valiosas que otras. No cree que los museos deban tener como objetivo el “alojamiento” para obtener un mejor resultado, ya que implica la entrega al exterior de un poder considerable. El punto de vista más razonable, creemos, es que los museos deberían ser conscientes, por un lado, de qué tipo de trabajo participativo se ajusta más a sus visitantes y promoverlo para que participen, y por otro, de cuáles son las implicaciones finales de esta estrategia para su institución.


Sin embargo, el concepto que manejamos de co-creación se queda un poco justo, ya que se mueve dentro de un discurso sobre el control. Esto puede resultar problemático si deseamos repensar nuestra práctica co-creativa. A diferencia de Simon, muchos otros defensores de la co-creación de museos parecen equiparar el mayor rendimiento del poder institucional con el tipo de trabajo participativo que resulte más útil para el museo (Lynch 2007, Mulhearn 2008). Por otro lado, se produce paralelamente una creciente preocupación sobre lo de “ceder poder” a nuestros visitantes. Polariza el debate de co-creación y lo reduce simplemente a una cuestión de democracia versus elitismo, cuando es mucho más complejo que todo eso. En realidad, es muy poco probable que los museos cedan control, e incluso, creyendo que deberían hacerlo, instarlos a ello no ha demostrado hasta ahora ser una estrategia particularmente efectiva. Cuando dejamos de hacer de la transferencia de poderes un objetivo central de la co-creación, se dan muchas más posibilidades de lograr un trabajo colaborativo interesante con el público.

Podemos avanzar a partir de una definición más amplia del trabajo de “co-creación”, una que no se basa solo en la representación de los intereses de la comunidad, o que se basa en la transferencia del poder, aunque ambos temas podrían ser perfectamente parte del proceso. Es una definición que abarca las nociones de Simon: “contribución”, “colaboración” y “co-creación”. Todos estos conceptos están relacionados con el trabajo mano a mano con nuestros visitantes para hacer algo nuevo. Precisamente cómo se desarrollará el proceso co-creativo puede y debe dejarse abierto a los participantes, tanto profesionales de museos como no profesionales, para determinar el modo de configurar sus proyectos juntos. Además, existen varias posibilidades respecto a los diferentes tipos de co-creación, con una amplia gama de beneficios que ésta puede ofrecer, además del poder compartido. La co-creación básicamente implica que los profesionales de museos trabajen con sus públicos (tanto existentes como potenciales) para crear algo nuevo juntos.

Como decíamos anteriormente, ya hay museos involucrados en el trabajo co-creativo, y están muy orgullosos de lo que ellos y sus visitantes han logrado juntos. La riqueza de estudios de casos recientes presentados por Simon incluye muchos ejemplos positivos y exitosos, entre los que se encuentran museos que han diseñado sistemas simples pero que han dado grandes resultados, como es el caso del museo Wing Luke en Seattle (EE.UU.), donde la co-creación con la comunidad local es una forma de vida que informa y dirige todo lo que hace el museo (Simon 2010). Estos museos se muestran muy satisfechos cuando describen el momento en que los participantes de la comunidad trabajan definiendo el museo, o haciendo una performance teatral junto a objetos históricos de enorme valor. Muestran su alegría sobre aquello que, tanto los profesionales como los participantes, obtuvieron de la experiencia en términos de confianza, habilidades o una nueva perspectiva de las cosas (o incluso una nueva red social)

Pero no nos engañemos, la co-creación es también un área de trabajo del museo plagada de dificultades prácticas y de concepto, y en la que los logros pudieran no estar a la altura de los ideales. Se comprueba que existe una necesidad urgente de sistematizar este tipo de colaboración con la redacción de un manual práctico sobre cómo crear museos participativos (¿alguien se anima?). Una idea central para este sistematización es que los museos deben diseñar directrices para la participación;  argumentan que pedirle a la gente que empiece a pintar en un lienzo en blanco puede parecer lo último en gestos democráticos, pero de hecho supone una barrera real para la mayoría de la gente, y no ayuda a avanzar. Nosotros mismos podríamos aportar muchas sugerencias prácticas sobre cómo los museos pueden proporcionar todo tipo de estructuras que empujen a los visitantes a participar, a interactuar con los objetos y entre ellos mismos.


La co-creación con el público entendemos que es, pues, un área vibrante, fascinante, difícil, a veces disputada del trabajo museístico, y en la que el interés crece rápidamente. Cuando funciona bien, es fantástico. Los proyectos co-creativos más exitosos a menudo parecen relativamente pequeños y de alcance limitado. Tienden, por lo general, a involucrar a comunidades bastante definidas- geográficas, étnicas, comunidades de interés- en proyectos que se relacionan directamente con sus vidas, con su experiencia, historia o identidad cultural. Muy frecuentemente, estos proyectos se desarrollan hacia una exposición finita y definida, normalmente en una galería o sala comunitaria, o como una concentración “amable” mantenida en la tierra virtual del ciberespacio. Hay proyectos excelentes que pueden florecer en línea, mientras el museo real se va adaptando poco a poco. Sea como sea, sabemos que es un trabajo difícil de realizar y sostener, particularmente cuando se trata de proyectos de co-creación que proponen trabajar directamente con personas cara a cara y no en línea, aunque incluso en las redes pueden surgir problemas.

¿Cómo podemos realmente ampliar el alcance del trabajo co-creativo con nuestros visitantes, no solo en la creación de una exposición con la colaboración de una comunidad en particular, o un gran proyecto virtual, sino haciendo algo mucho más ambicioso en términos del trabajo con los museos? ¿Por qué la National Gallery no está haciendo el espectáculo de Ticiano co-creado? ¿Dónde está la finalidad total co-creada, en el espacio real del museo? ¿O la reescritura de cada cartela y pieza de interpretación tanto en el museo como en línea, con la ayuda de nuestros públicos? ¿Qué podría aportar o quitarnos este tipo de emprendimientos? , ¿Cómo podríamos animar a los profesionales de los museos que son reacios a colaborar para que se tiren de una vez a la piscina de la co-creación (incluso aquellos que tienen una afición al riesgo relativamente baja)? ¿Cómo podemos abordar algunos de los problemas conocidos hasta ahora sobre cómo llevar este tipo de trabajo a la práctica, incluyendo la gestión de problemas de riesgo y control, de expectativas y de entrega de un buen proyecto final? ¿Qué podemos aprender al trabajar co-creativamente con nuestros públicos desde contextos ajenos a los museos, incluidas otras partes del sector cultural como son las artes escénicas?

Podríamos utilizar algunas referencias para encontrar respuestas a tantas preguntas, algunas de ellas se encuentran en la literatura empresarial sobre el aprovechamiento del poder de la creatividad colectiva. También encontramos puntos de referencia en dos áreas particularmente útiles de la teoría del liderazgo (sobre cómo liderar organizaciones espontáneas o ágiles, y liderazgo colaborativo) y en la co-producción en los servicios públicos. En cualquier caso, hablamos de conceptos que deben ser explorados con más detalle y profundidad, poniendo nuestra atención en algunos ejemplos de acciones que están funcionando, incluso fuera del campo museístico, y que ya son tendencia. Hay varias compañías de artes escénicas que actualmente realizan un trabajo co-creativo particularmente innovador y ambicioso con los miembros de su público. También admitimos sugerencias sobre lo que ésto podría significar en términos de liderazgo y co-creación en museos y galerías, y hacia dónde creéis que nos dirigimos desde este punto de partida.

RECURSO:

Dra. Louise Govier (2008): Leaders in co-creation? Why and how museums could develop their co-creative practice with the public, building on ideas from the performing arts and other non- museum organisations. MLA Museums Clore Leadership Fellow 2008-9.













Espacio Visual Europa (EVE) · en CULTURA, GESTIÓN, MUSEO, OPINIÓN.

Cultura não é o que entra pelos olhos e ouvidos,
mas o que modifica o jeito de olhar e ouvir. 

A cultura e o amor devem estar juntos.
Vamos compartilhar.

Culture is not what enters the eyes and ears, 
but what modifies the way of looking and hearing.














--br via tradutor do google
MUSEUS E CO-CRIAÇÃO.

O mundo dos museus parece estar cada vez mais interessado em conceitos sociais, como participação e compromisso com suas comunidades. Hoje é fácil ouvir sobre essas questões em conferências sobre museus em todo o mundo. Existem inúmeras opiniões sobre as grandes possibilidades oferecidas pela Internet, redes sociais e tecnologias digitais, explorando formas que guiam ativamente seus visitantes para se tornarem "usuários", em vez de assuntos passivos. Observamos que há museus comprometidos com esses conceitos que já estão fazendo um ótimo trabalho, e estão fazendo isso muito rapidamente, particularmente quando eles já têm um relacionamento próximo com suas comunidades locais, usando tecnologias digitais para que seus visitantes se tornem agentes ativos, contribuindo para o museu suas próprias idéias e gerando todo o tipo de material (fotografias, opiniões, críticas, etc.) relacionados às coleções. Alguns museus também usam o voluntariado como forma de trabalhar ombro a ombro com os membros de sua comunidade em torno do cuidado e interpretação de suas coleções. Outros consultam amplamente o público quando planejam novas exposições, trabalham diretamente com comunidades específicas na interpretação ou design de exposições, ou convidam as pessoas a criar suas próprias exposições em determinados espaços do museu.

Este tipo de colaboração entre o museu e a comunidade pode ser chamada de "co-criação". Isso envolve o trabalho com visitantes (existentes e novos) para criar algo em comum, seja o significado da interpretação, ou um espaço ou exibição, ou mesmo um recurso on-line ou uma resposta coletiva; As possibilidades são muitas e variadas. Preferimos falar de "co-criação" ao invés de "co-produção", uma vez que o primeiro implica um pouco mais de abertura no tipo de colaboração com todos os participantes. Em vez de produzir algo que pode ser relativamente predefinido, estamos criando novos elementos entre todos.

A co-criação não significa necessariamente que o museu trabalhe em parceria com a comunidade, compartilhando um esforço com essa comunidade de forma tão equitativa quanto possível. No Museu Participativo, Nina Simon oferece uma análise coerente, identificando quatro tipos diferentes de participação para visitantes em museus. Simon usa conceitos das ciências sociais, projetos científicos que envolvem pessoas que não são profissionais do museu (Simon 2010: 185-7). Esses tipos de participação diferem dependendo de onde o poder da decisão reside para definir e resolver o projeto.

A "contribuição" pede aos visitantes que forneçam objetos, ajudem com ações ou idéias específicas para um processo controlado do museu.

A "colaboração" convida os visitantes a atuar como parceiros ativos na criação de um projeto para o museu que se origina e, em última instância, é controlado pelo museu.

Para Simon, a "co-criação" ocorre quando os visitantes e o museu trabalham como equipe desde o início de um projeto para definir seus objetivos, criando o programa ou exposição com base nos interesses da comunidade.

Simon adicionou uma quarta categoria: "alojamento" que ocorre quando o museu cede algumas de suas instalações e recursos para grupos externos para usar como quiser, organizando programas ou eventos que eles próprios desenvolvem e implementam. Deve-se notar que Simon não considera que algumas categorias são mais valiosas do que outras. Ele não acredita que os museus devem apontar para "acomodação" para obter um melhor resultado, pois implica a entrega de poder considerável no exterior. O ponto de vista mais razoável, acreditamos, é que os museus devem estar conscientes, por um lado, de que tipo de trabalho participativo se adequam melhor aos seus visitantes e promovê-lo a participar e, por outro lado, quais são as implicações finais de Essa estratégia para sua instituição.


No entanto, o conceito que lidamos com a co-criação continua a ser um pouco, uma vez que se move dentro de um discurso sobre o controle. Isso pode ser problemático se quisermos repensar nossa prática co-criativa. Ao contrário de Simon, muitos outros defensores da co-criação de museu parecem equiparar o maior desempenho do poder institucional com o tipo de trabalho participativo mais útil para o museu (Lynch 2007, Mulhearn, 2008). Por outro lado, há uma preocupação crescente paralela sobre o "dar poder" aos nossos visitantes. Ele polariza o debate de co-criação e reduz-lo simplesmente a uma questão de democracia versus elitismo, quando é muito mais complexo do que tudo isso. Na realidade, é muito improvável que os museus desistam do controle e até mesmo, acreditando que devem fazê-lo, exortando-os a fazê-lo ainda não provaram ser uma estratégia particularmente eficaz. Quando deixamos de transformar a transferência de poderes em um objetivo central de co-criação, há muitas mais possibilidades para conseguir um trabalho colaborativo interessante com o público.

Podemos avançar de uma definição mais ampla de trabalho de "co-criação", que não se baseia unicamente na representação dos interesses da comunidade, ou que se baseie na transferência de poder, embora ambas as questões possam ser perfeitas parte do processo. É uma definição que abrange as noções de Simon: "contribuição", "colaboração" e "co-criação". Todos esses conceitos estão relacionados ao trabalho de mãos dadas com nossos visitantes para fazer algo novo. Precisamente, como o processo de co-criatividade será desenvolvido pode e deve ser deixado aberto aos participantes, tanto profissionais do museu como não profissionais, para determinar como configurar seus projetos juntos. Além disso, existem várias possibilidades em relação aos diferentes tipos de co-criação, com uma ampla gama de benefícios que pode oferecer, além do poder compartilhado. A co-criação basicamente implica que os profissionais do museu trabalhem com seus públicos (existentes e potenciais) para criar algo novo em conjunto.

Como dissemos anteriormente, já existem museus envolvidos no trabalho co-criativo, e eles estão muito orgulhosos do que eles e seus visitantes conseguiram juntos. A riqueza dos recentes estudos de caso apresentados por Simon inclui muitos exemplos bem-sucedidos e bem-sucedidos, dentre os quais museus que criaram sistemas simples, mas produziram ótimos resultados, como o Wing Luke Museum em Seattle (EUA). ), onde a co-criação com a comunidade local é um modo de vida que informa e orienta tudo o que o museu faz (Simon 2010). Esses museus estão muito satisfeitos quando descrevem o momento em que os participantes da comunidade trabalham definindo o museu, ou realizando uma performance teatral junto com objetos históricos de enorme valor. Eles mostram sua alegria sobre o que os profissionais e os participantes ganharam com a experiência em termos de confiança, habilidades ou uma nova perspectiva sobre as coisas (ou mesmo uma nova rede social)

Mas não se engane, a co-criação também é uma área de trabalho do museu cheia de dificuldades e conceitos práticos, e em que as conquistas podem não ser adequadas aos ideais. Verifica-se que existe uma necessidade urgente de sistematizar esse tipo de colaboração com a redação de um manual prático sobre como criar museus participativos (é alguém incentivado?). Uma ideia central dessa sistematização é que os museus devem elaborar diretrizes para a participação; Eles argumentam que pedir às pessoas para começar a pintar em uma tela em branco pode parecer o mais recente em gestos democráticos, mas na verdade é uma barreira real para a maioria das pessoas e não ajuda a avançar. Nós mesmos podemos fornecer muitas sugestões práticas sobre como os museus podem fornecer todos os tipos de estruturas que incentivam os visitantes a participar, a interagir com objetos e entre si.


A co-criação com o público, entendemos que é, então, uma área vibrante, fascinante, difícil, às vezes disputada do museu, e em que o interesse cresce rapidamente. Quando funciona bem, é fantástico. Os projetos co-criativos mais bem sucedidos geralmente parecem relativamente pequenos e de alcance limitado. Eles tendem, em geral, a envolver comunidades bem definidas - geográficas, étnicas, comunidades de interesse - em projetos que se relacionam diretamente com suas vidas, com sua experiência, história ou identidade cultural. Muitas vezes, esses projetos são desenvolvidos para uma exposição finita e definida, geralmente em uma galeria ou sala comunitária, ou como uma concentração "amigável" mantida na terra virtual do ciberespaço. Existem excelentes projetos que podem florescer on-line, enquanto o museu real se adapta, pouco a pouco. Seja como for, sabemos que é um trabalho difícil de realizar e sustentar, particularmente quando se trata de projetos de co-criação que se propõem a trabalhar diretamente com as pessoas face a face e não online, embora mesmo em problemas de redes possam surgir.

Como podemos expandir o alcance do trabalho co-criativo com nossos visitantes, não só na criação de uma exposição com a colaboração de uma comunidade particular, ou com um excelente projeto virtual, mas fazendo algo muito mais ambicioso em termos de trabalhar com os museus? Por que a National Gallery não faz o show co-criado do Titian? Onde é o propósito total co-criado, no espaço real do museu? Ou a reescrita de cada cartaz e peça de interpretação tanto no museu quanto em linha, com a ajuda do nosso público? O que esse tipo de empresas poderia contribuir ou tirar de nós? Como podemos encorajar os profissionais de museus que são relutantes em colaborar para se lançarem no pool de co-criação de uma vez por todas (mesmo aqueles que têm um apetite de risco relativamente baixo? Como podemos abordar alguns dos problemas conhecidos até agora sobre como levar esse tipo de trabalho em prática, incluindo o gerenciamento de problemas de risco e controle, expectativas e entrega de um bom projeto final? O que podemos aprender trabalhando co-criativamente com o nosso público de contextos estrangeiros para museus, incluindo outras partes do setor cultural, como as artes cênicas?

Podemos usar algumas referências para encontrar respostas para tantas questões, algumas delas estão na literatura de negócios sobre o uso do poder da criatividade coletiva. Também encontramos pontos de referência em duas áreas particularmente úteis de teoria da liderança (sobre como liderar organizações espontâneas ou ágeis e liderança colaborativa) e na co-produção em serviços públicos. Em qualquer caso, falamos sobre conceitos que devem ser explorados com mais detalhes e profundidade, prestando atenção a alguns exemplos de ações que funcionam, mesmo fora do campo do museu, e que já são uma tendência. Existem várias empresas de artes cênicas que atualmente realizam um trabalho co-criativo particularmente inovador e ambicioso com os membros de sua audiência. Também admitimos sugestões sobre o que isso pode significar em termos de liderança e co-criação em museus e galerias, e onde você acha que estamos a partir deste ponto de partida.

RECURSO:

Dr. Louise Govier (2008): Líderes em co-criação? Por que e como eles poderiam desenvolver sua prática criativa com o público, com base em idéias das artes cênicas e outras organizações não-museu. MLA Museums Clore Leadership Fellow 2008-9.



de Espaço Visual Europa (EVE) · em CULTURA, GESTÃO, MUSEU, OPINIÃO.






--in via tradutor do google
MUSEUMS AND CO-CREATION.

The world of museums seems to be increasingly interested in social concepts, such as participation and commitment to their communities. Today it is easy to hear about these issues in conferences about museums around the world. There are numerous opinions on the great possibilities offered by the Internet, social networks and digital technologies, exploring ways that actively guide their visitors to become "users", rather than passive subjects. We note that there are museums committed to these concepts that are already doing a great job, and they are doing it very quickly, particularly when they already have a close relationship with their local communities, using digital technologies to get their visitors to become active agents, contributing to the museum their own ideas and generating all kinds of material (photographs, opinions, criticisms, etc.) related to the collections. Some museums also use volunteering as a way to work shoulder to shoulder with members of their community around the care and interpretation of their collections. Others consult widely with their audience when they plan new exhibitions, work directly with specific communities in the interpretation or design of exhibitions, or invite people to create their own exhibitions in certain spaces of the museum.

This type of collaboration between the museum and the community could be called "co-creation". This involves working with visitors (both existing and new) to create something in common, be it the meaning of the interpretation, or a space or exhibition, or even an online resource or a collective response; The possibilities are many and varied. We prefer to talk about "co-creation" rather than "co-production", since the first implies a little more openness in the type of collaboration with all the participants. Instead of producing something that may be relatively predefined, we are creating new elements among all.

Co-creation does not necessarily mean that the museum works in partnership with the community, sharing an effort with that community as equitably as possible. In The Participatory Museum, Nina Simon offers a coherent analysis, identifying four different types of participation for visitors in museums. Simon uses concepts from the social sciences, scientific projects that involve people who are not museum professionals (Simon 2010: 185-7). These types of participation differ depending on where the power of decision lies to define and solve the project.

The "contribution" asks visitors to provide objects, help with actions or specific ideas for a controlled process from the museum.

The "collaboration" invites visitors to serve as active partners in the creation of a project for the museum that is originated and, ultimately, controlled by the museum.

For Simon, "co-creation" occurs when visitors and the museum work as a team from the beginning of a project to define their objectives, creating the program or exhibition based on the interests of the community.

Simon has added a fourth category: "accommodation" that occurs when the museum cedes some of its facilities and resources for external groups to use as they wish, organizing programs or events that they themselves develop and implement. It should be noted that Simon does not consider that some categories are more valuable than others. He does not believe that museums should aim at "accommodation" in order to obtain a better result, since it implies the delivery of considerable power abroad. The most reasonable point of view, we believe, is that museums should be aware, on the one hand, of what kind of participatory work best suits their visitors and promote it to participate, and on the other, what are the final implications of This strategy for your institution.

However, the concept that we handle of co-creation remains a fair bit, since it moves within a discourse on control. This can be problematic if we want to rethink our co-creative practice. Unlike Simon, many other advocates of museum co-creation seem to equate the greater performance of institutional power with the type of participatory work that is most useful to the museum (Lynch 2007, Mulhearn 2008). On the other hand, there is a parallel growing concern about the "give power" to our visitors. It polarizes the co-creation debate and reduces it simply to a question of democracy versus elitism, when it is much more complex than all that. In reality, it is very unlikely that museums will give up control, and even, believing that they should do so, urging them to do so has not yet proven to be a particularly effective strategy. When we stop making the transfer of powers a central objective of co-creation, there are many more possibilities to achieve interesting collaborative work with the public.

We can move forward from a broader definition of "co-creation" work, one that is not based solely on representing the interests of the community, or that is based on the transfer of power, although both issues could be perfectly part of the process. It is a definition that encompasses Simon's notions: "contribution", "collaboration" and "co-creation". All these concepts are related to working hand in hand with our visitors to do something new. Precisely how the co-creative process will be developed can and should be left open to participants, both museum professionals and non-professionals, to determine how to set up their projects together. In addition, there are several possibilities with respect to the different types of co-creation, with a wide range of benefits that it can offer, in addition to shared power. Co-creation basically implies that museum professionals work with their audiences (both existing and potential) to create something new together.

As we said before, there are already museums involved in co-creative work, and they are very proud of what they and their visitors have achieved together. The wealth of recent case studies presented by Simon includes many successful and successful examples, among which are museums that have designed simple systems but have produced great results, such as the Wing Luke Museum in Seattle (USA). ), where co-creation with the local community is a way of life that informs and directs everything the museum does (Simon 2010). These museums are very satisfied when they describe the moment in which the participants of the community work defining the museum, or making a theatrical performance together with historical objects of enormous value. They show their joy about what professionals and participants have gained from experience in terms of confidence, skills or a new perspective on things (or even a new social network)


But make no mistake, co-creation is also a work area of ​​the museum full of practical difficulties and concepts, and in which the achievements may not be up to the ideals. It is verified that there is an urgent need to systematize this type of collaboration with the writing of a practical manual on how to create participatory museums (is anyone encouraged?). A central idea for this systematization is that museums should design guidelines for participation; They argue that asking people to start painting on a blank canvas may seem like the latest in democratic gestures, but in fact it is a real barrier to most people, and it does not help to move forward. We ourselves could provide many practical suggestions on how museums can provide all kinds of structures that encourage visitors to participate, to interact with objects and with each other.

The co-creation with the public we understand that it is, then, a vibrant, fascinating, difficult, sometimes disputed area of ​​museum work, and in which interest grows rapidly. When it works well, it's fantastic. The most successful co-creative projects often seem relatively small and limited in scope. They tend, in general, to involve fairly defined communities - geographic, ethnic, communities of interest - in projects that relate directly to their lives, to their experience, history or cultural identity. Very often, these projects are developed towards a finite and defined exhibition, usually in a gallery or community room, or as a "friendly" concentration maintained in the virtual land of cyberspace. There are excellent projects that can flourish online, while the real museum adapts little by little. Be that as it may, we know that it is a difficult job to carry out and sustain, particularly when it comes to co-creation projects that propose to work directly with people face to face and not online, although even in networks problems may arise.

How can we really expand the scope of co-creative work with our visitors, not only in the creation of an exhibition with the collaboration of a particular community, or a large virtual project, but by doing something much more ambitious in terms of working with the museums? Why is not the National Gallery doing the co-created show of Titian? Where is the total purpose co-created, in the real space of the museum? Or the rewriting of each poster and piece of interpretation both in the museum and online, with the help of our audiences? What could this type of undertakings contribute or take away from us? How can we encourage museum professionals who are reluctant to collaborate to throw themselves into the pool of co-creation once and for all (even those who have a relatively low risk appetite)? How can we address some of the known problems so far on how to bring this type of work into practice, including the management of risk and control problems, expectations and delivery of a good final project? What can we learn by working co-creatively with our audiences from contexts foreign to museums, including other parts of the cultural sector such as the performing arts?

We could use some references to find answers to so many questions, some of them are in the business literature on the use of the power of collective creativity. We also find points of reference in two particularly useful areas of leadership theory (on how to lead spontaneous or agile organizations, and collaborative leadership) and in co-production in public services. In any case, we talk about concepts that should be explored in more detail and depth, paying attention to some examples of actions that are working, even outside the museum field, and that are already a trend. There are several performing arts companies that currently perform a particularly innovative and ambitious co-creative work with the members of their audience. We also admit suggestions about what this might mean in terms of leadership and co-creation in museums and galleries, and where you think we are headed from this starting point.

RESOURCE:


Dr. Louise Govier (2008): Leaders in co-creation? Why and how could they develop their co-creative practice with the public, building on ideas from the performing arts and other non-museum organizations. MLA Museums Clore Leadership Fellow 2008-9.

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