No soy museóloga actualmente y si me preguntan siempre diré que soy una Gestora Cultural. Es lo que estudie y es con lo que me identifico. Al ser gestora cultural soy consciente de que tengo que saber un poco de todo. Siempre hay que estar en constante actualización y aprendiendo cosas nuevas. Autoformación. Necesito ser una persona multidisciplinar. Y según lo voy pensando, en los museos tienen que ocurrir lo mismo. Tienen que ser un espacio multidisciplinar.
Un museo no puede estar sólo formado por museólogos, sino que necesita todo un equipo multidisciplinar que se complemente. No sé trata de que todos sepan de lo mismo. Sino complementarse unos a otros. Cada persona tiene unas fortalezas. Utilízalas. Un museo debe nutrirse de restauradores, comisarios, historiadores, pero también de expertos en comunicación y marketing, economistas, diseñadores gráficos, pedagogos, gestores culturales… recordemos que el valor de un museo y su marca la crean las personas, no sólo sus colecciones. Son las personas quienes poseen la voz. Quienes realizan las acciones.
Un museo puede tener una excelente colección, pero si su personal no la difunde y se comunica con sus usuarios, de nada sirve poseer dicha colección. La comunicación, de puertas a dentro es esencial para crear diálogo y generar un buen uso de todas las instalaciones museísticas. Crear iniciativas con diferentes departamentos. Juntos, y no separados, uniendo diferentes conocimientos e ideas pero con una misma misión, objetivos, con una misma meta. Cuando se haga esto se crearán las buenas estrategias para las audiencias, que es lo que al final importa. Porque amigos, cuatro ojos ven mejor que dos.
Si es importante conocerse e interactuar desde dentro, desde fuera lo es aún más. El museo del s.XXI necesita de profesionales jóvenes, multidisciplinares, sociales y conectados a las nuevas tecnologías para atender a una nueva sociedad demandante de nuevas herramientas y nuevos usos en estos espacios museísticos. Profesionales que sepan crear comunidad y que inviten a los usuarios a formar parte activa del museo.
En un futuro, la marca de un museo dependerá de su capacidad por conectar audiencias y de colaborar con otros agentes culturales, y para hacer posible esto se necesita una regeneración. Nuevas visiones. Nuevos profesionales culturales con puntos de vista diferentes. Sé que todo no es tan fácil. Muchas veces son los de dentro, o los de arriba, quienes se niegan a estos cambios. Significan desestabilidad. Aprendizaje. Salir de su zona de confort. En ese caso, bajad del tren, pues muchos estarán dispuestos a ocupar vuestros asientos.
En definitiva, ¿qué perfiles necesitan los museos? Profesionales culturales interactivos, activos socialmente, que no tengan miedo a innovar, a compartir, a involucrarse con la sociedad y que tengan en su mano el poder y la motivación necesaria para romper esas grandes barreras invisibles que separan a los que trabajan dentro de un museo del resto de mortales.
Un museo no puede estar sólo formado por museólogos, sino que necesita todo un equipo multidisciplinar que se complemente. No sé trata de que todos sepan de lo mismo. Sino complementarse unos a otros. Cada persona tiene unas fortalezas. Utilízalas. Un museo debe nutrirse de restauradores, comisarios, historiadores, pero también de expertos en comunicación y marketing, economistas, diseñadores gráficos, pedagogos, gestores culturales… recordemos que el valor de un museo y su marca la crean las personas, no sólo sus colecciones. Son las personas quienes poseen la voz. Quienes realizan las acciones.
Un museo puede tener una excelente colección, pero si su personal no la difunde y se comunica con sus usuarios, de nada sirve poseer dicha colección. La comunicación, de puertas a dentro es esencial para crear diálogo y generar un buen uso de todas las instalaciones museísticas. Crear iniciativas con diferentes departamentos. Juntos, y no separados, uniendo diferentes conocimientos e ideas pero con una misma misión, objetivos, con una misma meta. Cuando se haga esto se crearán las buenas estrategias para las audiencias, que es lo que al final importa. Porque amigos, cuatro ojos ven mejor que dos.
Si es importante conocerse e interactuar desde dentro, desde fuera lo es aún más. El museo del s.XXI necesita de profesionales jóvenes, multidisciplinares, sociales y conectados a las nuevas tecnologías para atender a una nueva sociedad demandante de nuevas herramientas y nuevos usos en estos espacios museísticos. Profesionales que sepan crear comunidad y que inviten a los usuarios a formar parte activa del museo.
En un futuro, la marca de un museo dependerá de su capacidad por conectar audiencias y de colaborar con otros agentes culturales, y para hacer posible esto se necesita una regeneración. Nuevas visiones. Nuevos profesionales culturales con puntos de vista diferentes. Sé que todo no es tan fácil. Muchas veces son los de dentro, o los de arriba, quienes se niegan a estos cambios. Significan desestabilidad. Aprendizaje. Salir de su zona de confort. En ese caso, bajad del tren, pues muchos estarán dispuestos a ocupar vuestros asientos.
En definitiva, ¿qué perfiles necesitan los museos? Profesionales culturales interactivos, activos socialmente, que no tengan miedo a innovar, a compartir, a involucrarse con la sociedad y que tengan en su mano el poder y la motivación necesaria para romper esas grandes barreras invisibles que separan a los que trabajan dentro de un museo del resto de mortales.
fonte: @edisonmariotti #edisonmariotti http://gestionandolaculturacritica.wordpress.com/2014/06/03/el-poder-de-un-museo-esta-en-crear-un-equipo-multidisciplinar-perfiles-museospro/
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