La cultura es uno de los pilares fundamentales de la sociedad, y la democratización en su accesibilidad debe ser uno de los mayores logros de los que pudiéramos estar todos orgullosos; pudiéramos.
Estamos en el proceso de desarrollo para la adaptación urgente de una realidad a otra realidad. El papel que las nuevas tecnologías de la comunicación tienen en nuestra realidad cotidiana condiciona todos los procesos de evolución de la idea, sea el campo de actuación que sea.
Ilustración: Deanne Robertson
Las oportunidades son innegables y su potencial enorme, pero hay que saber tratar con estas nuevas realidades, este nuevo mundo, para que no se nos vaya de las manos. Estamos ya viviendo una cultura eminentemente visual y tecnológica y esto tiene influencia sobre el trato que le estamos dando a nuestro posicionamiento cultural, hacia nosotros mismos y hacia el mundo. Hay quien opina que la cultura y la tecnología no mezclan bien.
Ilustración: Deanne Robertson
Las oportunidades son innegables y su potencial enorme, pero hay que saber tratar con estas nuevas realidades, este nuevo mundo, para que no se nos vaya de las manos. Estamos ya viviendo una cultura eminentemente visual y tecnológica y esto tiene influencia sobre el trato que le estamos dando a nuestro posicionamiento cultural, hacia nosotros mismos y hacia el mundo. Hay quien opina que la cultura y la tecnología no mezclan bien.
La tecnología no es mala para la cultura, es el mal uso de la tecnología lo que pone en peligro la percepción que la masa de la sociedad puede llegar a tener de su propia cultura. La tecnología, en cualquier caso, no es un fin último como muchos creen en relación con la cultura, debe ser un instrumento de comunicación bondadoso para todos los públicos. Nos debe hacer bien. Pero el mensaje que transmite debe ser el correcto.
Ilustración: Javier Jaén
El objetivo debería ser conectar de forma efectiva el recurso cultural y el receptor del mismo sin océanos de separación. Debería responder todo el proceso a un modo de comunicación global sobre un mensaje sencillo pero potente, ya que con la efectividad de la herramienta, la tecnología se vuelve útil pero nunca debe ser mecánica y ciega, porque se vuelve engañosa, describe una realidad que no existe y que nos nos viene bien. Un mal mensaje no nos hace ninguna falta. Hay gente que está trabajando muy duro construyendo buenos mensajes para su país. La difusión cultural tiene en internet hoy un campo sembrado de flores y de ortigas.
El objetivo debería ser conectar de forma efectiva el recurso cultural y el receptor del mismo sin océanos de separación. Debería responder todo el proceso a un modo de comunicación global sobre un mensaje sencillo pero potente, ya que con la efectividad de la herramienta, la tecnología se vuelve útil pero nunca debe ser mecánica y ciega, porque se vuelve engañosa, describe una realidad que no existe y que nos nos viene bien. Un mal mensaje no nos hace ninguna falta. Hay gente que está trabajando muy duro construyendo buenos mensajes para su país. La difusión cultural tiene en internet hoy un campo sembrado de flores y de ortigas.
Construir y difundir un determinado discurso nunca ha sido tan fácil y tan barato, pero la forma de construir el mensaje adaptado sigue siendo una asignatura pendiente y un arma terrible de doble filo. Todo son facilidades para transmitir el discurso: smartphones, paletas, ordenadores portátiles, ordenadores baratos, transmisión de banda ancha accesible, wifi, bluethooth, satélite… Pero lo dicho, la tecnología no es suficiente si no sabemos construir el mensaje cultural a medida del soporte. La dispersión de conceptos genera el caos desordenado, y resulta cruel.
Imagen: Dave & Laura in Spain
Como en casi todo en la vida, salvo en el amor, sin el recurso de la planificación, organización del diseño y gestión de la comunicación entendida desde su acepción puramente global, se aboca a que los recursos culturales y patrimoniales se vayan desintegrando en la red, se conviertan en monstruos. Generamos demasiados ruidos. Los circuitos educativos, culturales y turísticos, se exponen innecesariamente a todo aquello que se convierte en un problema más que en una solución: mercantilismo, masificación, degradación, canalización, vanalidad, grosería, superficialidad, etcétera.
Como en casi todo en la vida, salvo en el amor, sin el recurso de la planificación, organización del diseño y gestión de la comunicación entendida desde su acepción puramente global, se aboca a que los recursos culturales y patrimoniales se vayan desintegrando en la red, se conviertan en monstruos. Generamos demasiados ruidos. Los circuitos educativos, culturales y turísticos, se exponen innecesariamente a todo aquello que se convierte en un problema más que en una solución: mercantilismo, masificación, degradación, canalización, vanalidad, grosería, superficialidad, etcétera.
Foto: Nacho Alegre
Las estrategias encargadas de la difusión cultural, o elaboración de contenidos culturales, ya sea a nivel didáctico, interpretación o divulgación del patrimonio, deben responder a la difusión preventiva, que aporten soluciones prácticas y efectivas, intentando leer futuros y eludiendo problemas que se generan en las órbitas de la percepción cultural interior y exterior. Hay que tener muy en cuenta la evolución de los canales, “nuevos” canales, los nuevos lenguajes digitales, las nuevas formas de expresión digital, la forma en que cada individuo recibe y gestiona personalmente su información.
Las estrategias encargadas de la difusión cultural, o elaboración de contenidos culturales, ya sea a nivel didáctico, interpretación o divulgación del patrimonio, deben responder a la difusión preventiva, que aporten soluciones prácticas y efectivas, intentando leer futuros y eludiendo problemas que se generan en las órbitas de la percepción cultural interior y exterior. Hay que tener muy en cuenta la evolución de los canales, “nuevos” canales, los nuevos lenguajes digitales, las nuevas formas de expresión digital, la forma en que cada individuo recibe y gestiona personalmente su información.
La evolución es vertiginosa convirtiéndose más en un sprint loco que en una carrera de fondo. La sociedad del conocimiento vía tecnología se transforma en la vía y punto, el todo vale. Si hay ciertos niveles de coordinación, si tenemos claro lo que nunca debemos hacer, el patrimonio cultural se convierte en un hecho estratégico y no un problema, en un bien que evoluciona sin que tenga que transformarse continuamente porque se adapta a si mismo, se nutre a si mismo. ¿Podría ser un trabajo para los museos?
La unión de los nuevos profesionales con los entes de la difusión de la cultura debe ser una fusión no una complementariedad que no responda solo y en exclusiva a necesidades puntuales. En roman paladino: “no hacerlo solo cuando suene la flauta”. Además, necesitamos urgentemente frescura, innovación, alejarnos de nuestros arquetipos horribles y enviar a esa cosa llamada “Marca España” a freír morcillas. España no es eso, no debe serlo por nunca jamás. Ya está bien. Si hoy pierde España contra Chile en el mundial, el mundo no se terminará aquí para los próximos tres días.
Foto: Archivo EVE
Está claro que el mundo actual tiene diferentes formas de medir el tiempo dependiendo para qué. Las nuevas experiencias en difusión cultural y comunicación funcionan a diferentes ritmos, de lo que se trata es de trabajar para sincronizar relojes, como en las películas del robo al banco: “sincronicemos nuestros relojes”. Si no lo hacemos, nos jugamos la posible falta de conocimiento y disfrute de nuestro enorme patrimonio cultural, evitaremos malas percepciones exteriores que no nos hacen falta alguna. Haremos justicia a los que realmente se baten el cobre para que nuestro país se lea con justicia y sea un lugar de referencia en historia y modernidad. Por que lo es.
Está claro que el mundo actual tiene diferentes formas de medir el tiempo dependiendo para qué. Las nuevas experiencias en difusión cultural y comunicación funcionan a diferentes ritmos, de lo que se trata es de trabajar para sincronizar relojes, como en las películas del robo al banco: “sincronicemos nuestros relojes”. Si no lo hacemos, nos jugamos la posible falta de conocimiento y disfrute de nuestro enorme patrimonio cultural, evitaremos malas percepciones exteriores que no nos hacen falta alguna. Haremos justicia a los que realmente se baten el cobre para que nuestro país se lea con justicia y sea un lugar de referencia en historia y modernidad. Por que lo es.
fonte: · en OPINIÓN. · @edisonmariotti #edisonmariotti
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