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quinta-feira, 18 de junho de 2015

MUSEO: ENSEÑANZA FORMAL E INFORMAL -- · en CULTURA, DIDÁCTICA PARA NIÑOS, INSTITUCIONES, MUSEO, MUSEOGRAFÍA, OPINIÓN. ·

Desde el punto de vista de la educación no formal e informal nos referiremos a un público muy diverso y con características muy diferentes: adulto e infantil, turista, especialista en la materia objeto de comunicación del museo y otras muchas posibles combinaciones. Por ello delimitamos este tipo de educación en función de esta diversidad de perfiles de público al que se dirige, como heterogénea y desestructurada, ya que pueden acudir de forma individual o colectiva, con o sin un motivo claro, con unas expectativas y necesidades muy diversas, edades y formación muy diferentes, con la posibilidad de que muestren problemas de movilidad, visión o audición, entre otras muchísimas posibilidades.



Todo ello no implica que no deban plantearse unos objetivos a la hora de diseñar el proyecto educativo de un museo. Se han presentado con anterioridad unas finalidades que entendemos deben ser comunes y deben trabajarse independientemente del tipo de público, escolar o no escolar y de sus características, ya que suponen las premisas didácticas que dan sentido al papel socio-educativo del museo.


Por otro lado, si la homogeneidad del público escolar permite desarrollar unos objetivos más regulados, en función de una reglamentación ya existente en materia educativa, en el ámbito no escolar podemos desarrollar unos objetivos más abiertos, ya que tras ellos no hay una finalidad académica, sino eminentemente social y cultural.


En este sentido, es cierto que para el desarrollo de los objetivos en el ámbito no formal e informal podemos contar corno referente en algunos casos con lo establecido para las diferentes etapas educativas. Por ejemplo, para el caso de las visitas no estructuradas de público infantil podemos tomar en parte los objetivos de Educación Infantil y primaria, incluso para un público adulto no iniciado o especializado en la materia los objetivos establecidos por la programación educativa escolar pueden ser suficientes y en muchas ocasiones excesivos para sus necesidades.


De una manera u otra, los objetivos genéricos que podemos desarrollar en un proyecto educativo de museo dirigidos a la educación no formal e informal pueden establecerse en las siguientes lineas:

1. Proporcionar al visitante conocimientos y técnicas necesarias para la interpretación de las sociedades del presente y del pasado, a través del patrimonio, superando lo anecdótico y fortaleciendo la visión integral del entorno, desde una perspectiva socio-histórica, natural y científico-tecnológica.

2. Concienciar a la sociedad de la necesidad de una conservación com-partida, aspecto que resulta relevante para todo proyecto de educación patrimonial, por cuanto los bienes patrimoniales contribuyen a la consideración de las identidades colectivas por su capacidad para fomentar la participación ciudadana, la cohesión social y la promoción cultural.

3. Revitalizar la función social del patrimonio, potenciando su significación como recurso para el desarrollo social, económico y cultural. Entender el patrimonio como un recurso económico y cultural significa que debemos ser capaces de crear los instrumentos de gestión necesarios para su inclusión en estrategias que generen riqueza y calidad de vida en el entorno.

4. Reivindicar la investigación científica sobre el museo, su entorno y la estructura comunicativa empleada, debiéndose destacar en este punto la necesidad de mantener proyectos de investigación de forma permanente, lo que significa entender la investigación corno un bien que debe revertir en la sociedad al tiempo que se generan nuevos recursos económicos de carácter patrimonial y cultural.

5. Planificar estrategias de evaluación continua de la calidad educativa y la rentabilidad sociocultural del proyecto, en las que el visitante se sienta participe y actúe como evaluador externo del propio proyecto educativo.

Sin embargo, hay que tener en cuenta unos condicionantes específicos que guíen el diseño de actividades y propuestas educativas para este tipo de público que podríamos, grosso modo, dividir en visitantes de familia, adultos, turistas y especialistas.


El objetivo de los visitantes en familia es compartir una actividad cultural en la que, al mismo tiempo que desarrollan una actividad lúdica, consigan una serie de aprendizajes. Por lo tanto, es necesario desarrollar tareas intergeneracionales. La información no puede ser compleja para que la asuman todos, por lo que deben centrarse sobre todo en la aplicación de técnicas y procedimientos, facilitando que los adultos puedan explicar y trabajar con los niños durante el tiempo de la visita y de los talleres asociados a ella.


En el caso de los adultos, se puede atender más a los datos e informaciones, aunque no exclusivamente, desarrollando los aspectos referidos a la identidad individual y colectiva que caracterizan la sociedad en la que se encuadra el centro de presentación del patrimonio.


Los turistas tienen otras expectativas. Por lo general, desean tener nuevas experiencias y aproximarse al conocimiento de unas zonas atractivas a través de las características más relevantes de la cultura y territorio que visitan. Todo ello no implica una gran profundidad o complejidad en los contenidos trabajados, sino que le sean significativos y el planteamiento sea divertido aunque riguroso. El público especializado plantea unos requisitos específicos, pero esto no implica que no se incluyan en el proyecto educativo objetivos relacionados con ellos. En este grupo se pueden incluir profesionales e investigadores que visiten museos tanto en periodos vacacionales con una finalidad de juego, como en una faceta formativa, en sus estudios universitarios para profesionalizarse.


La posibilidad de que un público con necesidades educativas específicas visite el museo es cada vez más habitual, por lo que es necesario tenerlo en cuenta en el diseño del proyecto educativo. Realmente, los objetivos que trabajar con ellos no tienen que modificarse sustancialmente, sino más bien adaptarlos a sus necesidades y, por otro lado, diversificar el tipo de recursos y actividades de manera que pueda lograrse el cumplimiento de ellos.


Toda la diversidad de tratamiento, en cuanto a objetivos, en función de los tipos de público implica su planteamiento en el proyecto educativo, con el fin de atender a una mayor diversidad de visitantes. Este hecho debe hacerse palpable en los materiales y recursos de apoyo a la exposición y particularmente en los talleres y diferentes niveles y líneas de presentación de la información y contenidos que pueden comunicarse gracias al empleo de las nuevas tecnologías, mediante el uso de webs, realidad aumentada, códigos QR y redes sociales, entre otras.


fonte: edisonmariotti #edisonmariotti Espacio Visual Europa (EVE)

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