Todos y cada uno de los planes de marketing del museo local deberán incluir los siguientes aspectos esenciales:
1- Una definición, es decir, una declaración de intenciones: cuales son los objetivos principales del museo.
2- Una evaluación, mediante algún tipo de estudio sobre quien visita el museo actualmente, cómo se visita, y si sus necesidades son satisfechas o no lo son.
3- Una valoración crítica y realista de las oportunidades y limitaciones de acción provenientes del exterior del museo. ¿Existen normas de gobiernos nacionales o locales que determinen o impidan el normal funcionamiento del museo? ¿Debería mantenerse el museo en el marco organizativo actual, ser inscrito en la categoría de entidad sin ánimo de lucro, ser “independiente”, o reforzar sus relaciones locales?
4- Una previsión de la cantidad y calidad de visitas de los usuarios. ¿Qué afluencia de público se puede esperar? ¿Qué haremos frente a ese caudal de visitantes? Si el museo cobra una entrada, ¿qué precio debe aplicarse y cómo podemos facilitar el acceso a los que no pueden permitirse ese precio?
5- Una política para determinar qué publicaciones, qué servicios de venta y de cafetería son los más apropiados; estos servicios solamente deben ser incluidos en la planificación si encajan con la imagen ideal del museo, si son fieles a su óptima reputación y si aportan un beneficio neto interesante, que deberá utilizarse para mejorar las funciones centrales del museo sobre las colecciones, la conservación, la educación y el sobre el resto de los servicios.
6- Una promoción de los servicios del museo. Esto incluirá los programas obligatorios de formación de personal y una nueva constante de todas las comunidades internas. Si el museo se lo puede permitir, se debería incluir un programa de publicidad en diferentes medios de comunicación, ser muy activo en redes sociales, exposiciones, newsletters, postres, folletos y asistencia a ferias profesionales. Estas estrategias de promoción y posicionamiento nunca deben bajar del 10% del total de ingresos del museo, con los costes de personal ya amortizados. Si el museo tiene una política de entrada gratuita (algo digno de admiración) debería calcular los ingresos que podrían generarse si se cobrara la entrada, e incluir ese mismo porcentaje en sus planes de futuro.
7- Un calendario con una planificación racional y realista. Los museos tienden a pensar en períodos de tiempo demasiado largos para planificar las exposiciones e implantar los esquemas de trabajo, “Retraso” es una palabra feucha pero que se haga realidad es aun peor. Hay que adoptar puntos de vista a más corto plazo de lo que es norma habitual; los plazos largos, sin fecha de caducidad, son el eterno ejemplo del letargo en los museos locales.
8- Un presupuesto con previsiones, tanto en ingresos como en gastos. Deben fijarse cantidades realistas y no superarlas. Si tenemos el viento a favor y aparece una donación o contribución económica inesperada, el plan debe ser adaptado. Si andamos escasos de dinero, si hay un aumento repentino de la inflación, hay que mantenerse en línea con el presupuesto original y se hacen recortes según nos convenga.
9- Tener un sueño siempre es necesario en la vida, y en la de los museos también. La mayoría de los museos más importantes del mundo se fundaron a partir de un sueño, excéntricos o no, de empresarios o filántropos, siempre saliéndose del convencionalismo habitual. La idea de que el destino proveerá, no es totalmente desacertada. El premio llega cuando somos inquietos y peleamos contra la adversidad, cuando no nos rendimos, cuando no nos escondemos, cuando mantenemos la ilusión alimentada por nuestra cándida inocencia.
fonte: @edisonmariotti #edisonmariotti
Cultura e conhecimento são ingredientes essenciais para a sociedade.
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