En los museos arqueológicos, los criterios de exposición han ido evolucionando al ritmo del desarrollo de esta ciencia en el tiempo. Las primeras formas de exposición se basaban, básicamente, en la naturaleza de los objetos, edad, procedencia, también en aspectos morfológicos y en su posible función, mostrando el objeto encerrado en una vitrina o encima de un pedestal apartado del alcance del público.
En este sentido, conviene tener en cuenta que la primera división de la Prehistoria se realizó siguiendo ese criterio de clasificación y exposición. De esta forma, el conservador del Museo Nacional de Dinamarca, Thomsen (1836), al llevar a cabo una ordenación de los materiales a su cargo, los clasificó en objetos de piedra, de bronce y de hierro. Este criterio fue seguido en las primeras instalaciones de los recién creados museos arqueológicos. La única información que acompañaba a dichos objetos se reducía a señalar su procedencia, siempre que esta fuera conocida.
Después de la Segunda Guerra Mundial, comienzan a renovarse la mayoría de los museos. Al interés del objeto en sí, se añade el de su valor documental e histórico a partir de textos explicativos, fotografías u otros elementos complementarios. Hacia los años setenta se incorporan nuevos aspectos sobre tecnología y economía como resultado de la orientación interdisciplinar de dicha ciencia.
Brian Dettmer: “Textonomy”
Durante los años ochenta se intenta que las presentaciones sean dinámicas, propiciando la comunicación entre la exposición y sus visitantes, con el objetivo de que el pasado tenga una más sencilla comprensión en el presente. El interés se centra entonces en dar a conocer la estructura de la sociedad, tanto en su aspecto material como espiritual, utilizando en la exposición todos los medios necesarios para una mejor y más fluida comprensión. Nos encontramos entonces en una etapa de rigor científico de esta disciplina.
La exposición se basa en el discurso museográfico (expográfico) con un guión narrativo y que puede realizarse siguiendo diversos criterios, siendo el más frecuente el cronológico que se convierte, con frecuencia, en el eje de la exposición, al tiempo que puede combinarse con otros. A través de él, se ofrece una secuencia cultural de la Prehistoria: primeros grupos recolectores, las comunidades agrícolas y metalúrgicas, etcétera. En cada una de estas secuencias se ofrecerá el mismo esquema: medio o entorno geográfico en el que se desarrolla la cultura presentada, tipo de asentamiento, formas de vida, tipo de sociedad, vida espiritual o creencias.
“Conversaciones con la Historia”
A partir del hecho arqueológico, se puede reconstruir los avances tecnológicos más importantes: la técnica de la talla, la fabricación de la cerámica, el inicio de la metalurgia, etcétera. A su vez, este tipo de presentación se completará con aspectos concretos sobre el modo de fabricación y uso de algunos objetos. En algunos museos surgen los talleres de experimentación que desempeñan un importante labor didáctica y pedagógica, sobre todo pensando en los niños y niñas.
Museo Romano de Mérida (España), no nos gusta nada
Cuando el museo dispone de materiales representativas de un tema en concreto, se aconseja su presentación. Los temas pueden ser variados como apuntábamos: el trabajo, los recursos económicos, las creencias, los miedos, etcétera. Todo ello debe estar apoyado en los resultados e interpretaciones científicas realizadas por los investigadores, de forma que la exposición no se perciba como algo estático, sino como una realidad dinámica que debe renovarse constantemente. También es conveniente combinar con los criterios anteriores, la exposición de los yacimientos más representativos del ámbito geográfico en dónde se encuentra ubicado el museo (la localización).
Asimismo, se deberá ofrecer una visión del conjunto del yacimiento: ubicación, metodología empleada durante la excavación, exposición de los diversos momentos de la excavación, los hallazgos más representativos, así como su interpretación científica.
En la actualidad, después de ir evolucionando durante toda la década de los noventa hasta hoy en día, se está ampliando este concepto a un nuevo tipo de museo conocido como “parque arqueológico”, que intenta potenciar so sólo un determinado yacimiento “ad hoc”, sino también su entorno. Hablamos de un concepto muy cercano a la idea del ecomuseo revitalizador de la economía local.
Por nuestra parte decir que el objetivo principal que nos ocupa es el de contextualizar los objetos d ella exposición utilizando la innovación tecnológica aplicada a los museos. La museografía virtual es una solución de grandísimo valor para contextualizar los contenidos. Queremos que los visitantes se sumerjan en tiempos pretéritos haciendo viajes en el tiempo, para que puedan comprender aun mejor y de forma más divertida la realidad de aquellos tiempos, y para ello la tecnología es el vehículo que facilita estas transgresiones didácticas en el espacio y el tiempo.
fonte: @edisonmariotti #edisonmariotti
Cultura e conhecimento são ingredientes essenciais para a sociedade.
A cultura é o único antídoto que existe contra a ausência de amor.
Vamos compartilhar.
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