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terça-feira, 21 de julho de 2015

MUSEO - · en CULTURA, INSTITUCIONES,MUSEOGRAFÍA, MUSEOLOGÍA, PATRIMONIO. ·

El término “museo” puede designar tanto a la institución como al establecimiento o lugar generalmente concebido para proceder a la selección, el estudio y la presentación de testimonios materiales e inmateriales del individuo y su medio ambiente. La forma y las funciones del museo han variado sensiblemente en el curso de los siglos. Su contenido se ha diversificado al igual que su misión, su forma de funcionamiento y su administración.


1. La mayoría de los países establecen definiciones de museo a través de textos legislativos o por intermedio de sus organizaciones nacionales. La definición profesional de museo más difundida sigue siendo hasta hoy la consignada desde 2007 en los Estatutos del Consejo Internacional de Museos (ICOM): “El museo es una institución permanente, sin fines de lucro, al servicio de la sociedad y de su desarrollo, abierta al público que adquiere, conserva, estudia, expone y transmite el patrimonio material e inmaterial de la humanidad y de su medio ambiente con fines de educación y deleite”. Esta definición reemplaza a aquella que ha servido de referencia al mismo Consejo durante más de treinta años: “El museo es una institución permanente, sin fines de lucro, al servicio de la sociedad y de su desarrollo, abierta al público que realiza investigaciones relativas a los testimonios materiales del hombre y de su medio ambiente, los adquiere, los conserva, los comunica y especialmente los exhibe con fines de estudio, educación y delectación” (Estatutos de 1974).



Las diferencias entre las dos definiciones, a priori poco significativas (una referencia agregada al patrimonio inmaterial y algunos cambios de estructura), testimonian parcialmente la disminución de la importancia concedida al rol de la investigación en el seno del museo y del ICOM. Desde sus orígenes, la definición de 1974 es objeto de una traducción al inglés bastante libre que refleja la lógica angloamericana acerca del rol del museo en la transmisión del patrimonio. Por su parte, como suele suceder en la mayoría de las organizaciones internacionales, el inglés se convierte en la lengua de trabajo más difundida en las reuniones del ICOM. Incluso pareciera que es sobre la base de la traducción inglesa que se desarrollan los trabajos tendientes a concebir una nueva definición. La estructura particular de la definición francesa de 1974 pone en valor la investigación, presentada como el principio motor de la institución. Este principio (modificado por el verbo “estudiar”) fue relegado en 2007 entre las funciones generales del museo.



2. Para numerosos museólogos, especialmente para quienes reclaman la museología enseñada entre los años 1960-1990 en la escuela checa (la Escuela Internacional de Verano de Museología de Brno), el museo no es sino un medio entre otros que da testimonio de la “relación específica del Hombre con la realidad”, relación determinada por “la colección, la conservación consciente y sistemática (…) y el uso científico, cultural y educativo de objetos inanimados, materiales, muebles (sobre todo tri- dimensionales) que documentan el desarrollo de la naturaleza y de la sociedad” (Gregórova, 1980). Antes que el museo fuera definido como tal en el siglo XVIII, según un concepto tomado de la antigüedad griega – vuelto a surgir durante el Renacimiento – existen en toda civilización lugares, instituciones y establecimientos que se aproximan, más o menos directamente, a lo que nosotros actualmente englobamos dentro del vocablo museo. En este sentido, la definición del ICOM se considera forzosamente marcada por su época y su contexto occidental, pero también demasiado normativa, ya que su finalidad es esencialmente corporativista. Una definición “científica” de museo debe, en este sentido, desprenderse de algunos elementos aportados por el ICOM, tales como el carácter no lucrativo del museo. Un museo lucrativo (como el Museo Grevin de París) sigue siendo tal, aunque no sea reconocido por el ICOM. De este modo, se puede definir al museo de manera más amplia y objetiva, como “una institución museal permanente que preserva colecciones de ‘documentos corpóreos’ y produce conocimiento a través de ellos” (van Mensch, 1992). Schärer, por su parte, lo define como “un lugar donde las cosas y los valores relacionados con ellas son salvaguardados y estudiados, como así también comunicados en tanto signos, a fin de interpretar hechos ausentes”(Schärer, 2007) o de manera tautológica, el lugar donde se produce la musealización. Ampliando el concepto, el museo puede ser aprehendido como un “lugar de memoria” (Nora, 1984; Pinna, 2003), un “fenómeno” (Scheiner, 2007) que engloba instituciones, lugares diversos, territorios y experiencias – léase espacios inmateriales.



3. Desde esta misma perspectiva y más allá del carácter limitado del museo tradicional, se lo define como una herramienta o una función concebida por el Hombre dentro de un marco de clasificación, comprensión y transmisión. Siguiendo la línea de pensamiento de Judith Spielbauer (1987), se lo puede concebir también como un instrumento destinado a favorecer “la percepción de la interdependencia del hombre con el mundo natural, social y estético, ofreciendo información y experiencia y facilitando la comprensión de sí mismo, gracias a un contexto más amplio”. El museo puede también presentarse como “una función específica que puede tomar o no la figura de una institución, cuyo objetivo es asegurar, por medio de la experiencia sensible, la clasificación y la transmisión de la cultura, entendida como el conjunto de adquisiciones que hacen de un ser genéticamente humano un hombre” (Deloche, 2007). Estas últimas definiciones engloban tanto a los museos llamados impropiamente virtuales (principalmente aquellos que se presentan en soporte de papel, CD-ROM o Internet) como a los institucionales, más clásicos, que abarcan incluso a los antiguos museos, más próximos a las escuelas filosóficas que a las colecciones en el sentido habitual del término.



4. Esta última acepción remite a los principios manifestados en la concepción inicial del ecomuseo, institución museal que asocia el desarrollo de una comunidad a la conservación, presentación e interpretación de un patrimonio natural y cultural detentado por la misma comunidad, representativo de un medio de vida y de trabajo en un territorio dado y de la investigación vinculada al mismo. “El ecomuseo (…) expresa las relaciones entre el hombre y la naturaleza a través del tiempo y del espacio de un territorio; se compone de bienes de interés científico y cultural reconocidos, representativos del patrimonio de la comunidad a la que sirve: bienes inmuebles no edificados, espacios naturales salvajes, espacios naturales intervenidos por el hombre; bienes inmuebles edificados, bienes muebles, bienes fungibles. Comprende una cabeza de distrito, sede de sus principales estructuras: recepción, investigación, conservación, presentación, acción cultural, administración y en especial, uno o más laboratorios de campo, órganos de conservación, salas de reunión, un taller socio-cultural, un albergue (…); recorridos y estaciones para la observación del territorio; diferentes elementos arquitectónicos, arqueológicos, geológicos (…) señalizados y explicados” (Rivière, 1978).



5. Con el desarrollo de las computadoras y del mundo digital se ha impuesto progresivamente la noción de cibermuseo, llamado impropiamente “virtual”, definido de manera general como “una colección de objetos digitalizados, articulada lógicamente y compuesta de diferentes soportes que por su conectividad y su carácter de acceso múltiple, permiten trascender los modos tradicionales de comunicación y de interacción con el visitante (…); no dispone de lugar ni de espacio real y sus objetos, así como las informaciones conexas, pueden ser difundidos a los cuatro rincones del mundo” (Schweibenz, 1998). Esta definición, probablemente derivada de la noción relativamente reciente de memoria virtual de las computadoras, se manifiesta en cierto modo como un contrasentido. Conviene recordar que “virtual” no se opone a “real”, como se tiende rápidamente a creer, sino a “actual”. Un huevo es un pollito virtual; está programado para ser pollito y debería serlo si nada se opone a su desarrollo. En este sentido, el museo virtual puede ser definido como el conjunto de museos imaginables, o bien como el conjunto de posibles soluciones aplicadas a las problemáticas a las que responde en especial el museo clásico. El museo virtual es así como “un concepto que designa globalmente el campo problemático de lo museal, es decir, los efectos del proceso de descontextualización/recontextualización. Una colección de sustitutos compete al museo virtual tanto como una base de datos informatizados; es el museo en sus teatros de operaciones exteriores” (Deloche, 2001). El museo virtual constituye un conjunto de soluciones susceptibles de ser aportadas al problema del museo que incluyen naturalmente al cibermuseo, pero no se limitan sólo a él.



MUSEO

s. m. (del griego mouseion, templo de las musas). Equivalente inglés: museum; francés: musée; alemán: Museum; italiano: museo; portugués: museu.

fonte: @edisonmarioti #edisonmariotti Espacio Visual Europa (EVE)

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