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sexta-feira, 18 de março de 2016

CÓMO DONAR ARTE A UN MUSEO - · en ARTE, CULTURA, GESTIÓN, MUSEO, OPINIÓN, PATRIMONIO, RELATO. ·

Este no es un relato de ciencia ficción, existen personas en este mundo que no necesitan vender sus colecciones para vivir muy holgadamente, sencillamente, y por las razones que sean, prefieren donar sus obras de arte a un museo que tenerlas en casa. Pero, las personas que donan obras a un museo no siempre materializan sus sueños de generosidad y apoyo al Arte. Las quejas más comunes de los donantes de arte son las que están relacionadas con que el museo no expone esas donaciones; los museos las archivan en sus almacenes donde normalmente lo único que hacen es coleccionar polvo. De esta forma es muy lógico que los donantes protesten y se quejen. Una queja menos común pero muy importante es que hay museos que venden las donaciones para conseguir fondos extra para sus arcas. Este tipo de problemas y quejas se producen con demasiada frecuencia desgraciadamente, ya que los donantes no acaban de comprender el modus operandi de los museos, y que sus donaciones sean tratadas de esa tan desconsiderada manera.

Mother Nature

Cuando el museo acepta una donación en forma de pieza artística, sea la que sea (¡Que gran honor para el donante!), esa donación artística entra a ser parte de lo que se denomina “pieza de la colección permanente del museo”. La mayor parte de los donantes entienden que la colección permanente está compuesta por todas las piezas de arte del museo, incluidas sus donaciones, y que todas y cada una de las piezas permanecerán en la colección del museo todo el tiempo. Pero este no es el caso en absoluto. La colección permanente del museo está en continuo cambio, como comentábamos en la entrada de ayer, en lo que se refiere al “cuerpo de arte”, solo algunas piezas de la colección permanecerán si forman parte de las señas de identidad museológica de la institución, en otras palabras, los grandes maestros universales o casi.

Twist of fate

Los curadores de los museos son muy rápidos a la hora de aclarar estos puntos con los donantes, a no ser que el museo les indique lo contrario; cuando la institución acepta la donación siempre dirán que esa donación es importante para el museo y que su intención es que esa pieza donada forme parte de la colección permanente en exhibición. Cuando la pieza va directa al almacén, los conservadores nos dirán que no son infalibles en sus intenciones, que el museo manda finalmente. Nos dirán que los gustos cambian, el personal del museo cambia, el contenido y la orientación de las colecciones cambian, que los museos adquieren obras de arte que son las mejores para la institución y necesitan espacio de exposición, y así sucesivamente. Muy pocos museos mantienen todas las donaciones y nunca las guardan en almacén, pero la mayoría de los museos se reservan el derecho de vender el arte de almacén que ya no sirve a ningún propósito en sus colecciones. Aun así, la gran mayoría de las donaciones de hoy en día no se venden y se mantienen de forma permanente dentro de sus colecciones permanentes (en almacén).


Sobre el arte donado en exposición, los curadores hacen lo imposible para exponer lo que ellos consideran obra de exposición, pero de nuevo esta no es una consideración infalible. Ellos deciden que obra de arte se expondrá, pero siempre después de múltiples consultas, búsqueda de información, confirmaciones, especulaciones y veredictos. Pongamos un ejemplo: un museo podría aceptar una obra donada de un artista promesa pensando que podría ser expuesta como pieza de la colección permanente (ayer hablamos de este sueño para cualquier artista), pero la carrera del artista puede tener algunos incómodos vacíos que acaban apareciendo (no ha expuesto nunca en Basel), y eso finalmente puede regar la pieza con un agua oscura y fría y pasar al ostracismo del almacén. Ese arte es probable que nunca sea expuesto entonces, ya que para el curador lo que ahora importa es que esa donación tiene posibilidades de ser vendida (no ha pasado la prueba de Basel). Otras razones que se esgrimen para no exponer obra es la falta de espacio, la influencia que se ejercen entre museos con sus exposiciones y lo que resulta de ello, las decisiones curatoriales que son cambiantes, los calendarios de exposición que los museos programan incluso con años de antelación, el arte que tiene mas valor como pieza para la investigación que para ser expuesto, y el arte que es fantástico para el museo en propiedad, pero no coincide con las tendencias artísticas que forman parte de las señas de identidad del museo, ya que piensan que son obras que no van a interesar al público. Ya vuelve de nuevo el marketing aplicado a todo.


Para todos los que seáis donantes potenciales, valorad todo lo malo que puede tener esa cesión, lo que el museo haga con vuestra donación es responsabilidad solo vuestra. No asumáis nada a priori, pensad que las políticas relacionadas con las donaciones cambian de museo a museo y que los museos se protegen normalmente entre ellos. Cuando os reunáis con los curadores, haced siempre preguntas directas, evitad circunloquios, hablar abiertamente de lo que queráis donar y pedid, pedid lo que haga falta antes de hacer la donación y, lo más importante de todo, dejad que vuestro ego de super donantes se quede en casa. Por supuesto, todo el proceso se deberá hacer bajo luz y taquígrafos, y si hay presencia de abogado mejor (un amigo que va a la reunión para acompañaros con la grabadora del smartphone en marcha), aunque si llegáis a este punto de desconfianza es mejor que abortéis la operación.


Toca ahora que el curador explique todos los aspectos formales sobre las donaciones y de la tuya en particular. Normalmente, casi todos los curadores, por no decir todos, se rigen bajo estrictos códigos éticos (de los que hablamos en su día), ofreciendo todas las explicaciones necesarias si se les pregunta. Ellos os dirán que tienen muy buenas ideas sobre lo que llegará al museo en un periodo a la vista de 20 años. Al mismo tiempo, tened muy en cuenta que nadie está capacitado para mirar a lejanos futuros en el transcurso de la Historia del Arte que es muy movida; aquello que vendrá, lo que las comunidades de opinión artística determinarán como bueno o malo, las tendencias que pueden cambiar de un dia para otro, nuevas técnicas de expresión artística (¿arte molecular, arte cuántico?) y así hasta el infinito y más allá. Cuidado con determinadas aseveraciones sobre vuestra donación de cara al futuro basadas en la auto confianza curatorial.


Los museos, no nos engañemos, prefieren que los donantes no planteen requerimientos en relación a sus donaciones, así la institución, antes de que te des cuenta, le estampará inmediatamente el sello de “donación de libre entrega sin requerimientos ni compromisos”. Los curadores a veces esgrimen la afirmación de que los museos solo aceptarán donaciones con ese sello “donación de libre entrega sin requerimientos ni compromisos”. Si quieres evitar el sello deberás hablar primero tranquilamente con los curadores y plantear tus requerimientos; se trata de que no perdáis tiempo, ni se lo hagáis perder a ellos. Podréis pedir cosas como que vuestra donación nunca se guarde almacenada, que si se almacena deberá ser expuesta al menos un determinado tiempo acordado por ambas partes, que deberá ser incluida en el catálogo del museo, y más… Los museos considerarán vuestros requerimientos a partir del diagnóstico de la situación por parte de los curadores y dictarán sentencia con una propuesta, una con matices, o un no rotundo a vuestros requerimientos. Cuanto más importante sea la pieza, más oportunidades existirán de que el museo acepte todos vuestros requerimientos y más, algo obvio por otra parte. Si el museo no acepta vuestros requerimientos, podréis decidir si donáis igualmente, o seguís buscando otros museos que sean más comprensivos y menos exigentes.

Archivo EVE

Al final del día, lo que contará realmente es que seáis honestos con vosotros mismos sobre vuestras intenciones reales con la donación, así como debéis ser muy conscientes del valor cualitativo real de esa donación al margen de consideraciones de orden emocional o sentimental que tengáis (fue un regalo de mi abuelita…). Si, por ejemplo, queréis que vuestra pieza donada se exponga de forma permanente cara al público, esa obra deberá merecer el grandísimo honor de estar ahí expuesta. Si no es así, siendo al menos una buena o destacada obra, es posible que acabe siendo expuesta de forma temporal y que eso sea suficiente para vosotros.

Dylan Izaak, artista olímpico

Los donantes ocasionalmente insisten en donar colecciones completas de arte, cuando en realidad los museos si quieren algo son piezas aisladas. La situación se puede poner agria cuando los donantes y sus egos se ven agredidos porque el museo quiere desbaratar una colección que ha llevado mucho tiempo y sobre todo mucho dinero para ser reunida. Desgraciadamente, muchas de las piezas de las colecciones privadas son redundantes con lo que el museo ya expone, por lo que ese es el problema fundamental para que el museo se muestre tan tiquismiquis incluso con los regalos. Si el museo os plantea que solo quiere parte de la colección, debéis ser honestos con vosotros mismos y pensad que realmente el museo lleva razón, egos en el parking. Si vuestra razones principales para la donación fomentar que el museo tenga un fondo de colección mas grande y sólido, donad la obra que el museo os pide con alegría.


Incluso, cuando os enteréis que el museo ha vendido una obra donada por vosotros (normalmente os lo notificarán ellos mismos una vez la obra se ha vendido), pensad que ha sido para bien de la institución, que se hace para poder mantener un estándar de excelencia en el museo que revertirá generando un beneficio en la sociedad.

Otra cosa muy importante, importantísima, es saber exactamente que implicaciones tiene vuestra donación en todos y cada uno de los aspectos relacionados con los impuestos. Lo mejor, como todo en la vida, es ponerse en manos de un especialista en estos temas y así evitamos sorpresas desagradables. Se comienza por saber el precio de venta exacto de cada pieza o, al menos, una aproximación si no queréis incurrir en gastos de tasación. Generalmente, dependiendo de cada país, las donaciones que están por encima de los 5.000 dólares americanos no están sujetas a inspección fiscal, pero podéis ser multados si el valor de las piezas que donáis no corresponden con la realidad el mercado. Llegados a este punto, ¿aun queréis convertiros en donantes de arte?


Y aquí llegamos entonces a la cúspide de la montaña. Si se os hinchan las narices siempre os podéis plantear la venta y no la donación, eso sí, pensando que vais a hacer muy feliz al comprador. Existen compradores, no especuladores o nuevos ricos, que realmente aman el arte (el arte que aman) y que si adquieren vuestra obra es posible que los hagáis muy felices y durante muchos años. En cualquier caso, verdaderamente, y como amantes de los museos que somos, recomendamos que sigáis con la idea de la donación por encima de la posibles restricciones que los museos puedan plantear y no pensando en lo que pueda deparar a vuestra obra donada. Los museos, sobre todo los locales, necesitan toda la ayuda que les podamos ofrecer.






Fonte: @edisonmariotti #edisonmariotti


Cultura e conhecimento são ingredientes essenciais para a sociedade.

A cultura é o único antídoto que existe contra a ausência de amor.

Vamos compartilhar.

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