La vertiginosa evolución de nuestra sociedad es una realidad invariable que los museos deben tener muy en cuenta. Observar estos cambios se ha convertido en una inquietud permanente que se ha instalado entre nosotros. Estar al tanto de lo que está ocurriendo nos sirve para saber dónde nos encontramos y determinar a dónde queremos ir. Las diferentes actitudes y planteamientos que tienen como foco los cambios sociales son muy difíciles de predecir, pero debemos intentarlo si queremos dibujar un camino. Nadie daba un penique por Trump, y ya hemos visto lo que ha pasado, y éste entre un sinfín de ejemplos difícilmente comprensibles. Una de las opciones que nos queda, para hacer una aproximación al conocimiento de lo que el futuro nos depara, es observar y escuchar a la gente joven. Determinar la visión de la realidad y conocer, si cabe, las actitudes de la juventud de hoy, puede permitirnos hacernos una idea sobre cómo se está perfilando el mundo en un futuro cercano, y no mucho más allá.
Los especialistas en movimientos sociales Pollster y John Zogby, denominan a la generación de los milenials (de 18 a 29 años de edad) los “primeros globales”. Nos explican que este es un gran grupo de jóvenes que han dado la bienvenida a la globalización como una ventaja, entendiendo la diversidad como algo normal, sin hacer distinciones de raza, género u orientación sexual. Viven su vida con música de fondo y en continuo movimiento. Desde el punto de vista de la participación en acciones culturales, como pueden ser las visitas a museos, podemos comprobar que se están dando cambios ciertamente dramáticos relacionados con las diferentes generaciones, sobre todo con los más jóvenes. Siguiendo con los milenials, se observa que esta generación no va a los museos, y opta por otras formas de consumir ocio, normalmente implicándose en actividades que hacen casi siempre en grupo. ¿Será la edad, por encima de otros factores, lo que determinará la participación de las personas en los museos del futuro? Si esto es así, los museos están condenados a desaparecer tal y como los concebimos hoy en día.
Obviamente, no todos los jóvenes son iguales, ya que su acceso a recursos y oportunidades es variable y depende de diversos factores, como puede ser la raza, el perfil étnico, el estatus económico, la educación y los factores geográficos. Estas características de las personas no van a desaparecer en años venideros, obviamente. Pero el desarrollo tecnológico y las perspectivas de evolución de un mundo cada vez más globalizado, podrían actuar como un aglutinador, un unificador, creando nuevas formas de socialización (en la forma en la que se entiende la amistad que se desarrolla en las redes sociales, y como se viraliza por todo el planeta, por ejemplo), donde los jóvenes serían el sector de la sociedad más sensible a esos cambios. Como resultado de todo esto, sus gustos y motivaciones pueden ser los rasgos definitorios de lo que está aún por llegar para el resto de la sociedad. Desde luego, la raza y los perfiles étnicos serán cada vez menos relevantes e influyentes como factores para la definición de tendencias. Algo que, por un lado, es una bendición pero que, por otro, al ser menos previsible, enturbia un poco más la posibilidad de vislumbrar lo que nos deparará el futuro.
Una forma simplista, pero eficaz, de hacer una diferenciación entre grupos sociales, es la de separar a los que han crecido entre computadoras, juegos electrónicos, teléfonos móviles, toda clase de gadgets tecnológicos, de los que no lo han hecho. Hablamos de segmentar a los nativos digitales de los nativos analógicos. Los museos no deberían dejar de plantearse la forma de introducirse en el mundo digital, en el uso de las nuevas tecnologías, incluso para reforzar sus estrategias de marketing, entre otras cosas, aprovechando así el potencial comercial de las redes sociales. Pero hay que tener en cuenta que la tecnología es algo cotidiano para muchos jóvenes, nada innovador, y sí cargado de enormes cantidades de expectativas aún sin cumplir. Los jóvenes son los primeros en adoptar cualquier innovación tecnológica que esté a su alcance, algo que nada tiene que ver con otras características relacionadas con su perfil social.
Archivo EVE
Apoyando nuestro argumento, el Pew Internet & American Life Project, por ejemplo, no encontró diferencias significativas relacionadas con la raza en el 57% de jóvenes norteamericanos que usan internet para crear contenidos personales. A pesar de estas consideraciones, se ha comprobado que los hispanos han crecido cuatro veces más rápido en cuanto al uso de Internet que el resto del mundo. Posiblemente, se deba al crecimiento exponencial del uso de los teléfonos inteligentes por parte de los hispanos, entre otras cosas para navegar por Internet y estar presentes y participar en las redes sociales. Resumiendo, observamos que el factor diferenciador respecto a la evolución social se sigue produciendo entre generaciones, y no tanto entre grupos étnicos o razas.
Mientras que la división digital se va estrechando, se está produciendo una demarcación generacional a partir de los jóvenes que adoptan más fácilmente nuevas posibles formas de participación cultural. Hablamos, por ejemplo, de los movimientos de jugadores o fans de una determinada actividad normalmente relacionada con el mundo digital, ya sea por su propia participación, o por su poder de convocatoria. Según apunta la especialista en estos movimientos sociales relacionados con la tecnología, Jane McGonigal, los museos pueden aprender muchas cosas de los diseñadores de juegos, quienes saben perfectamente cómo crear experiencias atractivas, incluso las que llegan a ser adictivas. McGonigal también explica que, a diferencia de lo que ocurre con los juegos de mayor éxito, los museos fallan demasiado frecuentemente en la creación de “instrucciones de uso” que sean claras, o en la forma de generar la sensación o emoción en el visitante de que ha completado con éxito algo parcial o totalmente relacionado con su visita.
Como curiosidad, debemos mencionar que ha surgido un marcado interés entre los jóvenes por actividades relacionadas con la creación artística digital. En un estudio llevado a cabo por el Centro para el Futuro de los Museos, a este movimiento se le denominó “miCultura” (myCulture). El profesor Henry Jenkins identificó un movimiento relacionado con las comunidades on line, que iba más allá del aspecto individual de la tendencia en su vertiente cultural, promoviendo propuestas, oportunidades, compartiendo conocimiento e intentado resolver problemas siempre en grupo, alejándose de los aspectos individuales. En otras palabras, se habla de una tendencia cultural que está basada en la socialización en un contexto puramente digital, y no en la forma individual y analógica de percibir la realidad e interactuar con ella. Repetimos, los museos tienen mucho que aprender sobre estas tendencias.
Archivo EVE
Grupos de interés (Focus groups): la llamada de lo inmersivo y participativo para generar experiencias en el visita del museo.
Este planteamiento nuestro sobre la forma en la que los museos deben”prestar atención” al futuro, está basado en el ejercicio de hablar y conversar con los jóvenes. Para empezar, podríamos proponer la actividad de reclutar a tres grupos de interés para un posible estudio, todos ellos con diferentes perfiles sociales, de género e incluso éticos. Se pueden hacer grupos de jóvenes de 16 a 25 años con diferentes niveles educativos y diversas experiencias relacionadas con los museos (los que nunca hayan ido, los que han ido un par de veces y así en adelante). De lo que se trata, es de que estos tres grupos sean representativos de la sociedad en su conjunto. Ya os adelantamos que ninguno de ellos hablará de su experiencia en el museo desde el punto de vista de su pertenencia a un grupo social determinado, siempre lo hará valorando el nivel de participación que ha alcanzado en su experiencia individual. Escucharemos que lo que demandan del museo es disfrutar de una experiencia inmersiva, interactiva, y poder participar en actividades en grupo. No quieren ser meros observadores, buscan participación activa. Los atributos que más valoran de los museos son la originalidad, la participación y el alejamiento de lo común ya conocido.
Los grupos de discusión se moverán,seguro, a través de tópicos bien conocidos, mencionando experiencias frustrantes en museos locales, el aburrimiento, las exposiciones anodinas visitadas en una excursión con el colegio y otras opiniones. También nos encontraremos con las experiencias gratas que recuerdan vívidamente de la niñez, pero son pocas las relacionadas con los museos. Hablarán de cómo se imaginan los museos del futuro. Se les puede preguntar por las actividades de ocio que prefieren desarrollar en su tiempo libre. La gran mayoría mencionará , casi con total seguridad, las compras, el cine, los deportes y los juegos con el ordenador. Todas ellas, menos el cine, son formas activas de entretenimiento.
Uno de los puntos mencionados en los grupos de interés, es el relacionado con el deseo de que las exposiciones de los museos sean más interactivas y originales (diferentes). Al igual que los museos infantiles, los zoos y los museos de ciencia son reconocidos como experiencias de “tocar”, los participantes demandan tener esa experiencia de “poder tocar” también en el resto de los museos. Si se pregunta por la visión que pudieran tener del “museo ideal”, hay quien responde que “el museo ideal es aquel en el que, por ejemplo, se pueda dibujar o pintar en ordenadores tus propias creaciones artísticas, para que después de impresas (también en 3D) sean expuestas a la vista de todo el mundo, para que así la gente pueda juzgar lo que ven”. Otros imaginan el museo ideal como un lugar para el encuentro con amigos, tomar algo, y sentarse a charlar y participar juntos en actividades divertidas para todos (de esta idea partió el concepto de la noche de los museos en Holanda). La conclusión que sacamos es que los museos del futuro deben alejarse en su antigua propuesta de la mera observación, invitando a la socialización y promoviendo la interacción con su entorno en un espacio común, pero también enseñando cosas nuevas.
Para terminar, diremos que, ahora más que nunca, se está corriendo la voz de que los museos deberían estudiar en un futuro inmediato la posibilidad de que los visitantes interactuasen en actividades y exposiciones de interés relevante para todos. Para ello, es necesario ofrecer en todo momento la posibilidad de divertir y entretener activamente, alejándose de la propuesta mayoritaria de los museos actuales en la que el visitante es un mero observador pasivo y aportando propuestas que incluso traspasen las propias paredes del museo, evitando tanto inmovilismo. Si no se escucha lo que se nos dice, por duro que resulte, los museos como tales dejarán de existir.
Cultura e conhecimento são ingredientes essenciais para a sociedade.
A cultura e o amor devem estar juntos.
Vamos compartilhar.
O tempo voa, obras de arte são para a eternidade, sem rugas!
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